![Los técnicos inspeccionaron ayer el exterior de la catedral y los operarios empezaron a instalar lonas en las zonas de la cubierta afectadas por el incendio para proteger el edificio de la lluvia.](https://s1.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/201904/24/media/cortadas/notredame1-kTGG-U8021431504rV-624x385@El%20Correo.jpg)
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PAULA ROSAS
Miércoles, 24 de abril 2019, 00:39
Después de una semana de sol, la lluvia acompañada de viento que se anuncia en París a partir de hoy inquieta a los técnicos que se encargan del mantenimiento de la catedral de Notre Dame. Las inclemencias del tiempo podrían dañar aún más la estructura ... del edificio, muy debilitado por las llamas, por lo que se empezaron a desplegar ayer unos toldos en la zona del coro y de la nave. Al finalizar la instalación, que llevará varias semanas, según los técnicos, una suerte de inmenso 'paraguas' cubrirá la iglesia.
Las bóvedas del edificio están expuestas al quemarse completamente la estructura de madera que sujetaba la cubierta, así como el tejado. La lluvia podría añadir peso a esa parte del templo, que no fue concebida para estar a la intemperie y que resultó dañada por el incendio y el desmoronamiento de la aguja. «Las bóvedas han quedado muy debilitadas. Hay que recordar que, en un incendio, el fuego devasta, daña; pero también el agua», ha explicado Charlotte Hubert, portavoz del equipo que trabaja en la catedral, a la radio France Bleu.
El agua utilizada el lunes para apagar el incendio y enfriar Notre Dame ha hecho que las bóvedas absorban «cantidades increíbles de líquido». La lluvia no solo añadiría peso, sino que además retardaría el secado del edificio, esencial para iniciar la reconstrucción. Según la arquitecta jefe de los Monumentos Históricos, se van a instalar asimismo unos sensores que alertarán si alguna piedra se mueve. Además, a modo de 'vendas' para las heridas, los frontispicios se han cubierto con mallas para evitar desprendimientos que puedan dañar, entre otras cosas, los magníficos rosetones. Los vecinos de la catedral se alegraron ayer al ver que la pareja de halcones que anidaba en las alturas del templo ha vuelto a su hogar.
Mientras los investigadores siguen trabajando para averiguar el origen del incendio -quizás un cortocircuito en los ascensores instalados en los andamios-, Francia debate sobre si la reconstrucción de la aguja de Viollet-le-Duc debería seguir los planos originales o, por el contrario, habría de levantarse en su lugar una reinterpretación contemporánea de la obra.
Arquitectos como Jean Nouvel, Denis Valode y Jean Pistre abogan por recuperar la aguja, de 96 metros, idéntica a la original, una obra que ya generó críticas en el momento de su construcción, en el siglo XIX. Otros, como el británico Norman Foster, padre de la renovación del Reichstag de Berlín, colgó recientemente en las redes sociales una «inspiración» sobre Notre Dame, con un techo translúcido y una aguja de cristal y acero inoxidable. Como las viejas polémicas en torno a la construcción del centro Pompidou y la renovación del museo del Louvre y su -entonces- controvertida pirámide de cristal, la polémica está servida.
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