Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
En su tumba en el parisino cementerio de Père Lachaise se puede leer: «George Méliès 1861-1938. Creador del espectáculo cinematográfico». Por una vez, el epitafio no es una exageración. Los hermanos Lumière inventaron el cine, pero fue Méliès quien lo inundó de fantasía y ... lo convirtió en un espectáculo. Martin Scorsese reivindicó su figura en 'La invención de Hugo', en la que Ben Kingsley daba vida al director en el ocaso de su vida, cuando, arruinado y condenado al anonimato, trabajaba en un quiosco de juguetes en la estación de Montparnasse.
Méliès es el gran protagonista de una exposición itinerante organizada por la Fundación la Caixa en colaboración con la Cinemateca Francesa y el Ayuntamiento de Bilbao, que permanecerá abierta en el Arenal hasta el próximo 7 de noviembre. 'Empieza el espectáculo. George Méliès y el cine de 1900' sumerge al espectador en un viaje al nacimiento del cinematógrafo como fenómeno popular. La muestra, con entrada gratuita, incluye reproducciones de aparatos, maquetas, objetos de época y fotografías, además de la proyección de varias películas, entre ellas la celebérrima 'Viaje a la Luna', de 1902, una parodia con carácter visionario de la llegada del hombre a nuestro satélite 67 años antes de producirse.
Claro que, cinco años más tarde, el director también anticipó en 'El túnel bajo el Canal de la Mancha' otra obra de ingeniería imposible que hoy es una realidad. Méliès ya estaba en la primera proyección pública de una película a cargo de los Lumière el 28 de diciembre de 1895 en el Gran Café del Boulevard des Capucines. Experimentó una epifanía. Hijo de una familia acomodada, se ganaba la vida como fabricante de zapatos, pero su pasión por los trucos de magia le llevó a comprar un teatro para sus espectáculos.
Los Lumiére se niegan a venderle una cámara, que compra al inventor Robert William Paul. Un día se le traba la máquina y, al revelar lo rodado, un carruaje se convierte en un coche fúnebre. Habían nacido los efectos especiales. Rodó 500 películas, construyó el primer estudio de Europa para no tener que depender de factores externos y realizó toda clase de labores: dibujante, pintor, caricaturista, ilusionista, director de teatro, escenógrafo, humorista, escritor, actor, técnico…
La competencia de grandes productoras como Pathè y Gaumont, con una red de cines estables, hundió su negocio. Hasta llegó a quemar sus películas para obtener el nitrato de plata que se usaba en su fabricación. Por fortuna, el nombre y el increíble legado del gran ilusionista del cine se recuperó en sus últimos años.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.