Fuerte presencia vasca en la celebración del 150 aniversario de la Academia de España en Roma

El porcentaje de creadores llegados desde Euskadi resulta sorprendente. «No creo en causalidades», asegura Villota. «Entiendo que es el fruto de años de trabajo y de producción cultural, y ya van varias generaciones con un nivel competitivo tanto nacional como internacional». Además, destaca que la institución se abra a un amplio abanico de edades. «Aquí hay autores que van de los 27 a los 59 años, y esa mezcla resulta muy interesante».

La muestra reúne pintura, arquitectura, fotografía, moda o las nuevas expresiones tecnológicas, y destaca el vínculo con el contexto de la ciudad como seña de identidad. «Puede resultar paradójico porque la plástica contemporánea en este país se vincula más con Milán o Turín pero, con los años, las categorías artísticas se diluyen y se convierten en estímulos creativos», alega. Su proyecto 'Voces vagabundas' imagina un encuentro hipotético entre Cristina Campo, María Zambrano, Rafael Alberti y Pier Paolo Passolini en una de las urbes más bellas del mundo. «Se trata de una conversación a cuatro voces a partir de fragmentos de sus textos».

La importancia de Roma radica, a juicio de Mabi Revuelta, en que da respuestas a cuestiones que transitan por toda la historia del arte. 'La habitación pintada', su propuesta, se nutre de las pinturas murales que caracterizaban a las villas romanas. «Más que un revestimiento, la pared era una membrana que podía comunicar», alega y señala una especie de poética del espacio ligada a lugares tan especiales como los hipogeos etruscos o los triclinios romanos, profusamente decorados. «Parecían impresionistas por su facultad para trasmitir la exuberancia y frescor de la Naturaleza».

La autor bilbaína destaca la idea de contar una historia alrededor de una obra importante, aunque sea cambiando el foco de atención. La producción audiovisual resultante es el fruto de una colaboración interdisciplinar con grabaciones 'in situ' y la incorporación de figuras, poesía y música.

La Academia española forma parte de una red de entidades similares de países como Francia, Rumanía o Estados Unidos. Instalada en el antiguo convento de San Pietro in Montorio, entre sus históricos directores se hallan el escultor Mariano Benlliure y el escritor Ramón Valle-Inclán. A lo largo de su trayectoria también ha sido objeto de críticas como las de la autora Emilia Pardo Bazán que en su novela 'La Quimera' tachaba a sus pensionados de meros imitadores del legado clásico.

La beca romana permite un largo periodo de investigación en compañía de otros profesionales. «Es algo muy específico y extraordinario de Roma», aduce Itziar Okariz, otra de las beneficiarias. «Además, tienes que ponerte en contacto con la cultura local», asegura y destaca la relevancia de ese pasado que identifica a Occidente, «aunque sea erosionado, cambiado, turistificado y traído al presente».

Ella es una privilegiada al respecto. «Cuando abro la ventana contemplo enfrente el templete del arquitecto Bramante». Destaca el tejido creativo internacional creado por la red de academias y sus interconexiones favorecidas por la existencia de exposiciones cruzadas. También el estímulo que proporciona la Ciudad Eterna. «Pero debes abandonar la idea de abarcarla, de conocer y entender, has de seleccionar y resignarte a la idea de que podrás volver y seguir descubriéndola».

El diálogo con estatuas instaladas en el espacio público que, desde la Edad Media, los ciudadanos romanos han utilizado para satirizar a la autoridad política, constituye el trasunto de su intervención, basada en la acción. «Me he centrado en Madama Lucrecia, la única femenina y que ha gozado de menor atención, he intentado traerla al presente e interpelarla desde otro contexto», indica la creadora, participante en la Bienal de Venecia durante su edición de 2019.