Bilbao cumple años en «la mejor compañía» con los ganadores de los Premios Fronteras del Conocimiento

Les esperaba la más elegante de las dependencias: el Salón Árabe. Antes, sonrientes, los premiados posaron con las autoridades para la foto de familia y observaron con cierta curiosidad la nube de cámaras que pululan a su alrededor. «Son gente de ciencia y no están acostumbrados a que haya tantos periodistas», apuntaba una de las responsables de protocolo de la Fundación BBVA.

Formales, posaron con las autoridades y observaron con atención y curiosidad el aurresku de honor. Las piruetas de la pareja de dantzaris asombraron a más de uno. Luego llegó el turno de los discursos. Tras darles la bienvenida en euskera, castellano e inglés, Aburto recordó que era un día muy especial para la villa. «Hoy cumple 722 años y lo celebra en la mejor de las compañías posibles, con una representación de las mentes más brillantes del mundo entero».

Ya en inglés, el regidor recordó que «el año pasado tuvimos el honor de recibir en este Ayuntamiento a los prestigiosos biólogos David Julius y Ardem Patapoutian, ganadores de los XIII Premios Fronteras del Conocimiento, quienes dos semanas más tarde obtuvieron el Premio Nobel de Medicina». Así que no perdió la oportunidad de desear la misma suerte a los distinguidos de esta edición y agradeció «la apuesta personal e institucional» de la Fundación BBVA, con su presidente Carlos Torres Vila a la cabeza, «por vincular el nombre de Bilbao con la vanguardia del conocimiento universal». «Ese conocimiento mira siempre hacia el horizonte, como los antiguos mercaderes bilbaínos de finales de la Edad Media, en busca de nuevas fronteras que alimenten el constante deseo de conocer y avanzar de la humanidad», comparó.

La recepción, a la que asistieron también los miembros de la Corporación municipal, supuso la apertura de los actos oficiales de celebración y entrega de estos galardones en la capital vizcaína, «sede permanente de estos premios», como apuntó Torres Vila. «BBVA comparte con Bilbao una vocación de conocimiento, innovación, liderazgo y proyección global, elementos más que nunca necesarios en un entorno de disrupción impulsado por la innovación tecnológica y la sostenibilidad», proclamó antes de destacar que en el origen de los Premios Fronteras «está la convicción de que el conocimiento es la mejor herramienta para entender el mundo y a nosotros mismos, afrontar los grandes desafíos de nuestro tiempo y crear oportunidades para todos».

El aplauso de los presentes dio paso a una pieza musical interpretada con txistu y tamboril. Más relajados, algunos como Katalín Karikó, premio en la categoría de Biología y Biomedicina junto a Robert Langer y Drew Weissman, siguieron el ritmo de la melodía con una gran sonrisa y con un disimulado bailecillo. Tras tomar un txakoli y unas gildas, elegidas por los responsables del catering municipal para agasajar a los visitantes de otros lares «porque no hay nada más típico y rico», Karikó reconocía sonriente que le había gustado mucho la actuación y que habría bailado más «si no fuera por el dolor de rodillas».

No muy lejos, Simon Asher Levin, galardonado en la categoría Ecología y Biología de la Conservación con Leonore Fahring y Steward T. A. Pickett, miraba con curiosidad la gilda que le ofrecía el camarero que le explicó la composición del bocado. Pareció convencerle de hincarle el diente tras lo que asintió en señal de aprobación. Solo un aperitivo de lo que hoy les espera.