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T.abajo | o. belategui
Lunes, 17 de octubre 2022
Frank Gehry tiene 93 años y acude a diario a su estudio en Los Ángeles ocupándose personalmente de cuatro o cinco proyectos al mismo tiempo: ... un complejo residencial en Londres, la ampliación del Colburn Center, situado muy cerca del Walt Disney Concert Hall con sus curvas de acero inoxidable que remiten inevitablemente a las olas de titanio del Guggenheim... Un vuelo transoceánico y nueve horas de diferencia no son nada para alguien que demuestra tanta energía. El 25 aniversario del museo bien valía el jet lag.
Hacía ocho años que el arquitecto canadiense no pisaba Bilbao. En marzo de 2014 celebró su 85 cumpleaños con 350 invitados y un regalo muy especial: la actuación de su amigo Daniel Barenboim, que acaba de anunciar su retirada por problemas de salud. En octubre de ese mismo año, puso la primera piedra del puente Frank Gehry que da acceso a la isla de Zorrozaurre y que lleva su nombre porque el alcalde Iñaki Azkuna quiso rendirle un último homenaje.
Así que la expectación despertada por su visita 'sorpresa' estaba justificada. Una convocatoria del museo enviada la tarde del domingo anunciaba la presencia de Gehry para la mañana del lunes. Solo iba a posar para los fotógrafos sin realizar declaraciones. La expectación era palpable en la plaza José María Agirre, donde todavía se mantienen los ramos de flores en homenaje al ertzaina que evitó un atentado en la inaguración del museo. Los medios de comunicación y los curiosos se agolpaban desde las once menos cuarto de la mañana con la mirada puesta en el hotel Gran Dómine, donde su huésped más ilustre, que llegó a Bilbao directamente de Los Ángeles en la tarde del sábado, disfruta de una panorámica privilegiada sobre el edificio más señero de su amplia trayectoria.
A las 12:04 minutos, cuando las autoridades ya habían entrado en el museo para asistir a la reunión del Patronato que examina su cuarto de siglo de vida, Frank Gehry apareció junto a Meaghan Lloyd, jefa del estudio Gehry Partners, en cuyo brazo se apoyó para cruzar la carretera. Después recorrió en la explanada perseguido por las cámaras y bajo la atenta mirada de las responsables de Comunicación del museo, Alicia Martínez y Begoña Martínez. Con atuendo cómodo que ya es una especie de sello personal -pantalón y camiseta negros, zapatillas deportivas y cazadora azul marino- avanzó con paso firme e incluso bromeó con los fotógrafos, amagando con ocultar su rostro del aluvión de flashes. «Me gustaría que hubiera estado aquí mi padre», afirmó sobre una figura paterna de la que siempre ha anhelado un mayor reconocimiento.
Con los bailarines urbanos
Los responsables del museo bilbaíno hacía tiempo que habían cursado la invitación a Gehry, pero hasta el último momento su presencia no era segura. «Ha venido sobre todo a disfrutar», asegura un portavoz oficial del Guggenheim, que agradece que, a sus 93 años, el arquitecto haya volado más de 9.000 kilómetros para permanecer apenas cuatro días: hoy regresa a Los Ángeles.
La presencia del ganador del Premio Pritzker no pasó desapercibida en el Gran Dómine, donde los bailarines urbanos de la compañía Works&Process, que han celebrado el 25 cumpleaños del museo, quisieron fotografiarse a su lado y colgaron la instantánea en las redes sociales. Aunque su presencia en la cena de gala se daba como segura, la visita de Gehry es estrictamente privada y apenas han trascendido detalles de su estancia, entre ellos, la cena del domingo en el restaurante Serantes III de la Alameda Mazarredo, especializado en pescado y marisco.
El regreso del arquitecto ha sido una experiencia feliz. «Se le ha notado muy contento», remarcan desde el Guggenheim, que hoy inaugura la exposición 'Secciones/Intersecciones', una selección de la colección propia. Gehry la recorrió durante más de una hora junto al director del centro, Juan Ignacio Vidarte, y quedó encantado. Destacó el hecho de que los lucernarios se hayan abierto, tal como él los concibió, inundando de luz una tercera planta que, bajo el título 'Marcando la historia', expone algunas de las piezas más sobresalientes de la colección. El arquitecto también felicitó a Vidarte por el estado de conservación del «mejor edificio de nuestro tiempo», según Philip Johnson, patriarca de la arquitectura estadounidense, y que convirtió a su autor en una estrella que hasta ha llegado a salir en 'Los Simpson'.
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