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Si hubiera que buscar unas pocas palabras que definieran a Fernando García de Cortázar por lo que aportó en su extensa obra bibliográfica, esa sería «narrador de la Historia». Fue esa faceta la que le convirtió en un popular superventas y en un exitoso difusor ... de nuestro pasado nacional. Supo buscar las historias humanas, literarias y minúsculas en esa gran Historia que hasta unos años se escribía todavía con mayúscula. Y supo contarlas para el gran público. Sus obras se hallan a menudo plagadas de citas poéticas o novelescas que ilustran de modo gráfico los episodios de nuestro ayer colectivo, cuando no es el ángulo narrativo el que directamente le inspiró esos libros.
En 'Los mitos de la Historia de España' que publicó en 2020, hay capítulos titulados con conocidos versos de Miguel Hernández («Compañero del alma, compañero», «Temprano levantó la muerte el vuelo»…) y una cita tomada de las cartas del escritor francés Gustave Flaubert le servía para criticar los tópicos románticos que han marcado, en numerosos autores europeos y norteamericanos, la exótica visión de nuestro país, desde el británico George Borrow al estadounidense Richard Ford, que «recorrería los caminos de España a la búsqueda de un bandolero que echarse a la vista e incluso se lamentaría de no haber sido asaltado por el Tempranillo». En otro libro, 'España entre la rabia y la idea', tomaba el título de un célebre poema de Antonio Machado. Y en 'Los perdedores de la historia de España' detiene una piadosa mirada en personajes de oscuro destino como Antonio Pérez, José Bonaparte o los jesuitas a los que expulsó la España de Carlos III, y a los que rechazó la Europa del Siglo de las Luces y del pensamiento ilustrado.
Independientemente de las referencia literarias, García de Cortázar fue un historiador que sabía narrar, extraer jugosas historias de la Historia y contarlas con amenidad, así como poner unas acusadas dosis de lirismo agónico y de sentimiento patriótico, tanto en sus artículos de prensa como en obras cuyos títulos hablan por sí solos. Su amor a la palabra le permitió, por otra parte, escribir un polémico ensayo, 'Los pliegues de la tiara' (1991), al alimón con José María Lorenzo Espinosa, profesor de la Universidad de Deusto, poeta y miembro en su día de la Mesa Nacional de HB, o encarar un ambicioso proyecto, el 'Diccionario de Historia del País Vasco' (1983), en colaboración con un historiador de declarada ideología constitucionalista como Manuel Montero.
Pero donde García de Cortázar mostró de forma más decidida su faceta literaria fue en las novelas 'Tu rostro con la marea' y 'Alguien heló tus labios'. La primera tiene como protagonista a un revolucionario, diplomático, espía y conspirador de la Europa de entreguerras. En la segunda, una pareja de viejos amantes de la aristocracia española evocan sus días de gloria en un decadente palacio del Madrid superviviente a la Guerra de Independencia. Como historiador metido a novelista, García de Cortázar recuerda el caso de Ricardo de la Cierva, que quedó finalista del Planeta en 1988 con una recreación de la vida de Isabel II.
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