Una fantasía histórica para «honrar la memoria sefardí»

El periodista Jose Polo Espliguero (Madrid, 1987) debuta así en la literatura con una obra en la que la fantasía forma parte del punto de partida. «También los lectores se convierten en protagonistas. Para ello comento desde el principio que les hago entrega de una llave que le va permite descubrir un mundo», comenta el escritor acerca de las primeras páginas de una novela que presenta en la Casa del Cordón este lunes, a las 18.00 horas, acompañado de la historiadora Virgnia López de Maturana.

Más allá de la trama, esas tres historias entrelazadas tienen algo que ver con la biografía personal. Fue el interés por el origen de su apellido, Espliguero, que solo tiene su familia en todo el mundo, lo que avivó una llama por saber más acerca de sus antepasados. «Cuando empecé Periodismo centraba la mayoría de trabajos con el estudio de mi apellido. Hace 14 años empecé a tener todos los indicios de que mis antepasados eran judíos, una de las familias fundadoras de la localidad de Arganda del Rey que se convirtió al cristianismo», cuenta. En esa investigación ya se había interesado su abuelo materno por lo que siguió hilando pistas. Indagando más acerca de ello descubrió cómo el cristianismo había ido tapando el legado sefardí.

«Hay mucho de mi historia personal aunque sea una novela histórica de ficción», explica. Tanto Toledo como Auschwitz sirven para hacer llegar una reflexión acerca de las diferentes represiones que ha sufrido el pueblo judío. Me pregunto qué hubiera pasado de haberme tocado la expulsión judía o si un antepasado hubiera acabado en el campo de concentración. Para entender mi herencia me cuestionaba el pasado».

Con el fin de «recuperar la parte cultural sefardí» se puede concebir su trabajo como una aportación más a la memoria histórica. «Trato de honrar la memoria de judíos expulsados. Incluso supervivientes del Holocausto cuentan que una forma que tenían los nazis de identificar a judíos era que hablara judeoespañol o ladino. Aparte de los españoles que hubo en campos de concentración hubo también muchísimos de ascendencia judeoespañol».

La presentación en la Casa del Cordón, en la calle Cuchillería, no es casual. El edificio fue construido en el siglo XV por el comerciante judío converso Juan Sánchez de Bilbao. «Siempre trato, allá donde va de un monumento con una carga histórica. Además de tener ese legado judío es un lugar precioso».