El peregrinaje de Sádaba por las diferentes formas de conquistar la calle

Con estas creaciones Sádaba pretende darle una vuelta de tuerca a esos roles injustos. «Cuerpos de diversas mujeres ocupan espacios que habían sido negados durante siglos cuando habían sido relegadas al ámbito doméstico», apuntó en la presentación Estíbaliz Canto, concejala de Cultura. Eso sí, desde un punto metafórico, a través de una narrativa experimental y del juego con diferentes formatos.

«Es una constelación de imágenes que han venido a mí, me han atrapado o he elaborado», defiende la artista acerca de la obra seleccionada que contempla cuatro instalaciones que de una manera más velada hablan acerca de la «dificultad de la mujer para ocupar el espacio público y cómo arrastran todos esos deberes del espacios doméstico». A la entrada de la sala da la bienvenida una videoinstalación en la que se ven los pies de una mujer andado que se topa en el camino con un libro de Egeria, conocida como una precursora de la literatura de viajes. Esa referencia a la desconocida historia de una dama cristiana y peregrina gallega del siglo IV es el punto de partida de un particular viaje en torno al papel femenino fuera del hogar.

En el mismo vídeo podemos ver una pintada reivindicativa 'fem barri' (hacer barrio, en castellano) que contrasta con la antigüedad de los escritos de Egeria, conocida por sus escritos en un diario en el que contaba cómo había sido paso por Jerusalén, Constantinopla o Tebas. El contraste funciona. «Hay un texto clásico y 'Fem barri' habla de problemáticas como la gentrificación, tan actual en tantas partes del mundo», comenta la artista acerca de esa pintada con la que se topó en Alicante. Como una Egeria del siglo XXI, Sádaba emplea sus diferentes viajes de los últimos años por ciudades como Alicante, Roma y Bilbao, donde ha podido comprobar cómo han surgido cada vez más «comunidades de mujeres y vecinos que okupan solares abandonados para hablar de problemas domésticos».

En la segunda habitación de la sala aparecen diferentes dibujos sobre papel vegetal que el espectador no sabe identificar. «Son pliegues de fotografías de revistas de moda», cuenta la artista bilbaína que ha expuesto anteriormente en el MUSAC (León), Matadero (Madrid) o La Panera (Lleida). La tercera parte de la muestra reúne diferentes fotografías de alcantarillas que pueden llevar a reflexionar acerca de la dificultad que han tenido las mujeres para salir a la superficie. Y una cuarta parte en la que se ven más imágenes que reflejan «cómo esas alcantarillas se han convertido en tatuajes en espaldas de mujeres». La artista es una de las ganadoras de la convocatoria Proyectos Artísticos del centro cultural junto a Begoña Antón, Natalia Suárez y Anabel Quincoces, quienes ya expusieron en la misma sala. Esta lista con cuatro mujeres simboliza de alguna manera los cambios que empiezan a registrarse en el mundo del arte.