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'Ría de Bilbao'. 750 resultados en Euskariana, la Biblioteca Digital de Euskadi que recientemente se ha puesto en marcha, y 52 en otras bibliotecas. Aquí se abre un camino que conduce a Europeana y a la Digital Public Library of America. Si nos quedamos ... en la pantalla principal, navegaremos entre las habaneras que grabó la coral Ondarreta en 2007, libros sobre la Junta de Obras del Puerto, maquetas de barcos del Itsasmuseum, informaciones del periódico municipal 'Bilbao' y documentación histórica.
Muchas respuestas solo contienen referencias que nos dicen dónde buscar, pero algunas llevan aparejadas objetos digitales. Podemos descargar imágenes de paisajes urbanos captados por Germán Elorza (su archivo fotográfico es una crónica de la historia de Bizkaia entre 1932 y 1974) e incluso el grabado que encabeza estas páginas, una escena de la Batalla de Somorrostro durante la Tercera Guerra Carlista. Esta xilografía pertenece a la Biblioteca de la Diputación Foral de Bizkaia, una de las fuentes que nutren Euskariana.
El objetivo de este proyecto no es dotar a Euskadi de una nueva biblioteca, sino reunir enlaces a los fondos de entidades públicas y privadas para facilitar las búsquedas. «Es una manera de acceder a muchos contenidos para evitar que los ciudadanos den vueltas de repositorio en repositorio», explica Mikel Aizpuru, director de Patrimonio Cultural del Gobierno vasco. En los 'pasillos' de Euskariana se cruzan fondos de 34 bibliotecas. Las municipales, las de las diputaciones y otras instituciones que abordan temas vascos, la UPV y Mondragon Unibertsitatea, Eusko Ikaskuntza, Euskaltzaindia y Azkue Artxiboa, los museos, la Fundación Sancho el Sabio, el Archivo Histórico de Euskadi, el de la Música (Eresbil) y un buen número de entidades religiosas, de los santuarios de Arantzazu y Loyola al convento de benedictinos de Lazkao.
Construir esa «puerta principal» de acceso al patrimonio cultural vasco es más difícil de lo que parece, y no solo por cuestiones técnicas. «Hay que dar visibilidad a cada una de las instituciones para respetar el esfuerzo que han hecho. Algunas temían que al ubicarlo en un único portal no se viera ese trabajo. Siempre se deja claro el origen de la información», recalca Aizpuru.
Empezaron a trabajar en 2018 y contrataron a un equipo de seis personas. El Gobierno vasco ha invertido tres millones de euros en su lanzamiento y «en realidad no es un proyecto terminado, sino que acaba de empezar». Se ha puesto en marcha con 750.000 registros y aspiran a llegar a un millón dentro de un año. Las ayudas a la digitalización -a las que destinan 250.000 euros cada ejercicio- también contribuyen a alimentar la colección de euskariana.euskadi.eus.
Euskariana conecta con Europeana, el portal creado en 2008 para mostrar «el máximo de materiales digitalizados de la cultura europea». El directorio nacional, por ejemplo, se llama Hispana. Antoine d'Abbadie y Agosti Xaho fueron los primeros en utilizar el término 'euskarienne' en 1836. El político, escritor y lingüista Arturo Campión tituló 'Euskariana' la recopilación de diversos escritos publicados en periódicos y revistas, de los que se imprimieron varias series entre 1896 y 1936.
Las once secciones de Euskariana dan una idea de la variedad de sus fondos, que se dirigen tanto al público en general como a los investigadores. En las estanterías digitales hay Libros, Manuscristos, Periódicos y Revistas, Partituras, Material Gráfico, Fotografía, Piezas en Museos, Música y Sonido, Audiovisuales, Artículos y Capítulos, además de dos grandes apartados de Autores y Lugares vascos, que saciarán nuestra curiosidad a distintos niveles.
En muchos casos nos dirigen a un archivo o biblioteca. Pero marcadas con un símbolo azul hay copias digitales de materiales con soportes muy diferentes: desde un pdf de 500 páginas a un manuscrito de Tirso de Molina dedicado 'Al árbol de Guernica' o portadas de discos: Xabier Lete, Kortatu... Se pueden descargar imágenes, pero no ver películas ni escuchar grabaciones. «El audiovisual come mucho y nos convertiríamos en una agencia de compra y explotación de derechos, que no es nuestro objetivo», indica el director de Patrimonio. Las secciones están bien para curiosear, pero se puede consultar cualquier contenido tecleando directamente en la pantalla principal. No hace falta inscribirse, si nos registramos se guardarán nuestras búsquedas.
El ámbito de interés de Euskariana abarca «todo aquello que haya sido creado por autores y autoras vascas, lo publicado en Euskadi y lo producido en cualquier punto del mundo sobre temas vascos», con especial atención al euskera. Lo vasco en sentido amplio como demuestra el fondo fotográfico de la familia Saénz de Tejada, diplomáticos alaveses. «Por tradición familiar, en los diferentes destinos donde estaban compraban fotografías y postales de la zona. Reunieron una colección importante de China, Japón, los países nórdicos... que revelan tradiciones lejanas y distintas costumbres». Cuando la familia cedió su legado al Archivo Histórico de Euskadi, se hizo una exposición y se publicó un libro sobre uno de los fondos fotográficos más importantes de Euskadi, con imágenes recopiladas entre 1860 y 1960.
La Biblioteca Digital Vasca comparte el objetivo de Europeana, cuyo manifiesto fundacional habla de «crear una biblioteca cultural que sirva de inspiración y también de negocio a los ciudadanos europeos. Que cualquier creador vea cosas y pueda hacer algo en el terreno o artístico o en el del marketing», respetando los derechos de autor. Ese límite está incorporado de serie en Euskariana. Podemos ver, por ejemplo, las esculturas de Dora Salazar en el Bellas Artes y el Artium y ampliar la imagen para recrearnos en los detalles, pero no descargarla. Los libros nos remiten a las bibliotecas y en cada contenido aparece una indicación precisa del uso que se puede hacer de él (licencia Creative Commons).
Unificar registros «ha sido mucho más complicado de lo que pensábamos», apunta Aizpuru. «Acordar que a Bernando Atxaga hay que llamarle Atxaga, Bernardo y decirle a tu ordenador que todas las demás variantes (como José Irazu) las tiene que unificar ahí». Europeana marca unos estándares de cómo hay que ordenar la información, «que es el gran problema. Viene de fuentes muy diferentes y si cada uno la ordena a su manera te encuentras con un almacén, no con una biblioteca». A veces, la grafía no lo pone fácil. En el caso de Mungia no solo hay que identificar el nombre en euskera y castellano sino también 'Monguia', como se denomina una bella colección de postales antiguas que muestran rincones del pueblo.
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