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Imagen del Museo Vasco visto desde el claustro, donde se expone el Mikeldi. Jordi Alemany
El Museo Vasco ya tiene plan de futuro

El Museo Vasco ya tiene plan de futuro

El estudio navarro Vaillo+Irigaray gana el concurso de remodelación con una propuesta que convertirá el claustro en un espacio de exposiciones y que contará con un ascensor de cristal

Miércoles, 17 de junio 2020, 12:54

El Museo Vasco-Euskal Museoa mira hacia el futuro con un proyecto de remodelación que dará sentido y unidad a los cuatro edificios del Casco Viejo que lo componen y facilitará la circulación por sus espacios, hoy enrevesada.

La institución que conserva el patrimonio del pueblo vasco, sus instrumentos cotidianos, sus objetos de lujo y la memoria de la vida y de los oficios, anunció ayer que el estudio Vaillo+Irigaray ha ganado el concurso arquitectónico y museográfico con que el quieren dar un decidido paso adelante.

Entre las mayores novedades, la igualación de niveles en la planta baja, la conversión del claustro de techos acristalados en el espacio estrella para las exposiciones, un gran ascensor de cristal con capacidad para decenas de personas, que comunicará las distintas plantas, además de un «tronco hueco» encajado en la parte superior de un paso de gran altura y anchura, que simboliza el Árbol de Gernika y que «generará una sensación de gran espacio ingrávido», según detalla en un comunicado el estudio, radicado en Zizur Mayor y con oficinas en Barcelona y Lugano (Suiza). La entrada será por la esquina entre la calle de la Cruz y la plaza Unamuno.

El presupuesto asciende a 15 millones de euros, cinco menos de lo establecido en la convocatoria, distribuido entre 1,2 millones del contrato y 13,8 de la obra. El estudio ganador tiene cuatro meses para desarrollar el proyecto. En 2021 comenzarán las obras y en 2023 se procederá a la inauguración del museo remodelado, dirigido por Sorkunde Aiarza.

Los arquitectos Antonio Vaillo (Barcelona, 1960) y Juan Luis Irigaray (Navarra, 1956) han diseñado el Museo Athletic Club en Bilbao y el Museo Occidens de la catedral de Pamplona, que ha obtenido varios premios internacionales. Recientemente han terminado el Holy Land Visitor Center de Jerusalén y están trabajando en el Qatar Olympic & Sport Museum de Doha.

Para la propuesta del Euskal Museoa han trabajado con el equipo de Jesús Moreno y Asociados en la parte museográfica y con el estudio Moest -Borja Lorenzana y Miguel Pérez- en el interiorismo. La intervención se basa en la creación de distintos escenarios a partir de los cuales se construirán relatos con los objetos mostrados.

Inmersión en bucle

El objetivo es fomentar la capacidad de descubrimiento de los visitantes y meterles dentro de las historias que está contando el museo, evitando la contemplación estática. Los juegos en bucle con la iluminación, el sonido y las proyecciones, además de los dispositivos interactivos, resultarán fundamentales para lograr este empeño. «Se trata de proporcionar una experiencia inmersiva para que el espectador no sea un ser pasivo que se pone delante de los contenidos», explica Antonio Vaillo.

«Una de las claves del proyecto es conceder el protagonismo que se merece al claustro, incluido el expositivo. Luego hay que limpiar de barreras los espacios y darles unidad, conseguir que los flujos de las visitas tengan un sentido y de proporcionar calidad a los espacios para servicios, administración, talleres, biblioteca, etc. Lo más difícil ha sido resolver la conexión con el edificio que antes ocupaba Zara», añade.

La propuesta pone una especial atención en promover los valores del lugar. Para ello se propone dar la máxima relevancia al edificio histórico original, recuperando la crujía longitudinal continua del edificio del siglo XVII, como se puede ver en plano de la Real Casa de la Misericordia de 1867, que utilizó el inmueble como sede.

Fundación de Jesuitas

El origen de los edificios que componen el museo se retrotrae a la primera fundación de los Jesuitas en Bilbao. Durante un centenar de años fueron ocupados por la Santa Casa de Misericordia. En 1872, el edificio principal se convirtió en sede de diversas instituciones públicas, y también lo ha sido de la Escuela de Artes y Oficios y de la Audiencia Provincial.

A partir de 1914 empezaron a tener funciones museísticas y en 1923 se produjo la fusión de los museos Arqueológico de Vizcaya y Etnográfico Vasco. Con la remodelación de 2023, se quiere celebrar el centenario.

Al concurso se han presentado nueve candidaturas. Los ganadores han obtenido 18.000 euros por haber quedado primeros, y los arquitectos Jordi Garcés y Juan Beldarrain recibirán unos honorarios de 12.000 y 6.000 euros por ocupar la segunda y la tercera plaza, respectivamente.

La convocatoria ha sido de carácter internacional y ha contado con un jurado compuesto por los arquitectos Mikel Ocio, Matxalen Acasuso, Elisa Valero Ramos e Iñigo Basañez. También han participado en el tribunal la restauradora Zuriñe Antoñana, la museógrafa Cristina Novoa y la historiadora Arantza Cuesta.

La secretaría del jurado ha tenido como titular a Iñigo Villate, y la presidencia del mismo ha contado con el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Bilbao y presidente del consejo de administración de Bilbao Bizkaia Museoak, Gonzalo Olabarria.

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