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IÑAKI KI ESTEBAN
Jueves, 13 de febrero 2020
El artista de origen islandés Olafur Eliasson (Copenhague, Dinamarca, 1967) le mandó este jueves un selfi desde el Guggenheim a su amigo Frank O. Gehry, ... el diseñador del museo, al que conoce desde hace 20 años. «Lo hice al lado de las obras que tienen el mismo tiempo y con las que me hecho mayor», dijo ayer en la presentación de su muestra 'En la vida real' en el centro de arte de Abandoibarra.
Una declaración de una humildad poco realista porque desde la primera obra que cronológicamente aparece en la exposición, de 1991, ya se aprecia su madurez. Trabajaba de camarero mientras estudiaba Bellas Artes y como no tenía estudio instaló su primera pieza en la cafetería. Un foco sujetado al techo que proyecta un círculo de luz. Los clientes se ponían debajo de él, miraban su sombra, y se movían para ver cómo se desplazaba su silueta. Se sentían dentro y fuera de sí mismos.
La luz, la sombra, el espacio y la percepción de cada uno y del entorno. El ABC del arte del islandés ya estaba en marcha. Era el inicio de una trayectoria que pasaría por una cámara de espejos fragmentados y con distintas inclinaciones, de 2002. El visitante la atraviesa al tiempo que ve su imagen descompuesta, cubista a la máxima potencia, hasta salir literalmente mareado, fuera de sí.
Comisariada por Mark Godfrey y Lucía Agirre, la muestra viene de la Tate Modern de Londres, en cuya Sala de Turbinas el artista colocó en 2003 un sol enorme que se refería a la costumbre universal de hablar del tiempo, en casa, en el ascensor y también el museo. Se compone de una treintena de obras que abarcan la fotografía, la escultura, la acuarela y las instalación. Además del autor y de la comisaria, la presentaron ayer el director general del Guggenheim, Juan Ignacio Vidarte, y Rafael Orbegozo por parte de Iberdrola, que patrocina la exposición.
«Somos átomos y bacterias que se unen a otros átomos y bacterias. Somos naturaleza con la peculiaridad de que podemos pensar sobre nosotros como átomos y bacterias, y eso nos hace seres culturales», reflexionó Eliasson reproduciendo una conversación que había tenido ayer por la mañana con su compañera.
A lo largo de toda la exposición el artista evidencia cómo su obra ha reflejado su conciencia ecológica y, en consecuencia, su convicción de que todo está relacionado. Pero también hay una búsqueda de cómo llegar al «nosotros» incluso dentro de la misma experiencia de la visita al museo.
Demostró esta idea frente a su obra 'Tu sombra incierta' (2010). Unas luces de colores metidas en la cajas sobre el suelo proyectan las sombras de los visitantes en la pared de la sala. «Te fijas en cómo nos ven los demás y cómo nos vemos. Las sombras de colores te dicen que somos un grupo de diferentes. La gente hace tonterías y gestos para que se reflejen en la pared. Al principio no lo tenía claro, pero luego me di cuenta de que esas tonterías son muy importantes y liberadoras. Pensamos que el espacio público es libre, pero si haces eso mismo en él a lo mejor te viene la policía y te pregunta por lo que estás haciendo, mientras que aquí no».
En el exterior del museo ha montado una cascada a partir de un andamio. Y en el interior ha puesto una sofá gigante con diferentes unidades que se corresponden con las diferentes posturas que adopta durante la jornada, siesta incluida aunque sea corta, en su estudio.
En él trabajan arquitectos, cocineros, por supuesto artistas y otros colaboradores que dan la dimensión de la situación de Eliasson en la cúspide del arte internacional, en sus museos y en su mercado. Artistas como Jeff Koons, Anish Kapoor y Joana Vasconcelos, por citar tres que han estado en el Guggenheim, dispondrían de recursos parecidos y compartirían un método de producir arte, con distintos fines.
Eliasson convierte la geometría y su apariencia racional en ilusionismo, en juego de perspectivas entre el visitante y los que le rodean. Una propuesta en parte lúdica y en parte reflexiva, la primera con tanto rigor en España de este artista.
Olafur Eliasson 'En la vida real'. En el Guggenheim, desde hoy hasta el 21 de junio.
Comisarios Mark Godfrey, conservador de la Tate Modern de Londres. Lucía Agirre, conservadora del Guggeneheim Bilbao.
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