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Dice Ernesto Valverde que le da «reparo» parecer un intruso en el mundo de la fotografía, pero en realidad lleva toda la vida haciendo fotos. El entrenador y exfutbolista muestra hasta el 4 de septiembre en San Sebastián su primera exposición individual dentro del festival ... Korner, que aúna fútbol y cultura. La presentó ayer en diálogo con David Trueba, cineasta, escritor, articulista y curioso ante todo lo que se mueva, incluido el fútbol, «aunque me gusta más lo que hay alrededor de este deporte que el propio deporte en sí».
No solo son amigos: Trueba invitó a Valverde a hacer la foto fija de dos películas, una hace años y otra muy recientemente. «A los eléctricos les impresionaba ver que tenía de fotógrafo a un futbolista y entrenador tan conocido. Así empezaron a respetarme más», bromea. La casa de cultura Ernest Lluch, enclavada en el estadio de Anoeta y que acoge la muestra, fue el terreno de juego para un diálogo entre amigos.
«Estamos acostumbrados a que los aficionados y las cámaras nos enfoquen a los protagonistas de ese espectáculo que es el fútbol, pero yo pretendo mirar desde dentro hacia fuera», explicó el exentrenador del Athletic y el Barça. Fotos de aficionados, vistos por ejemplo desde el autobús del equipo, forman parte de la muestra, comisariada por el fotógrafo, y también amigo de Valverde, Ricky Dávila. Las imágenes de 'Beste aldea / El otro lado' son siempre en blanco y negro.
«Hago fotos desde que empecé a jugar, primero con una cámara pequeña que teníamos en casa y luego con una mejor que encargué a un amigo que fue de viaje a Canarias. Cuando llegué a Barcelona a jugar en el Espanyol entré a estudiar en el Institut de Estudis d' Fotografics. Pensaba que cuando dejara de jugar me iba a dedicar profesionalmente a la foto. Sin embargo, luego el veneno sigue ahí y me dediqué a entrenar, pero siempre con la cámara a mano».
«Llevo haciendo fotos toda la vida, y lo bueno de la fotografía es que uno puede hacerlas con 5 años y con 85. Lo de entrenar no es para siempre», dijo un Valverde abierto a que le «surja en cualquier momento la oportunidad de volver a entrenar». Su amigo Trueba invitó a que alguien del público le preguntara si tenía ofertas («a mí me da corte»), pero había más interés por el Txingurri fotógrafo que por el 'mister'.
A Valverde le gusta reflexionar sobre el fútbol, «ese resumen condensado de la vida donde todo va más acelerado. Una semana en el fútbol es como un año en el mundo normal. En tres días se pasa de la euforia a la traición, el jugador es encumbrado y crucificado. A la gente le vendría bien pasar una temporada en el mundo del fútbol como una escuela de vida».
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