Los defectos y los errores judiciales y procesales no son en absoluto inusuales, razón por la que el derecho y las leyes prevén la revisión ... de las sentencias y hasta la anulación y la repetición de los juicios, sobre todo cuando se vulnera el derecho de defensa y, por consiguiente, el principio de la tutela judicial efectiva. Pues bien, aunque esto sea claramente impopular al reflexionar sobre un caso tan aborrecible y mediático como el de Harvey Weinstein, quede claro que la garantía de esa tutela en todas las fases del proceso penal es un derecho fundamental que, además, robustece el imperio de la ley.

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De ahí que no resulte escandalosa la decisión de la Corte de Apelación de Nueva York, anulando la sentencia por violación que se dictó en 2020 contra Weinstein, por errores judiciales y procesales en la instancia previa. Naturalmente, lo negativo de esta revisión es el dolor de las víctimas que deberán dar otra vez testimonio ante la corte de sus traumáticas experiencias, a manos de un verdadero depredador sexual. Pero, afortunadamente, un juicio nuevo no presupone la eventual absolución de Weinstein -ya que las pruebas y los testimonios son abrumadoras y múltiples-, ni tampoco su salida de la cárcel, puesto que sigue firme otra condena posterior por violación que le sentenció a 16 años de prisión. Aún más, lo ya imposible de frenar es el 'efecto Weinstein', es decir, el fin de la cultura del silencio y el miedo ante las agresiones sexuales, el abuso de poder, el menosprecio a las acusaciones fundadas y el cambio cultural, psicológico y legal que todo esto supone.

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