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Michael Jackson.
Un debate imposible
Sin rodeos

Un debate imposible

La cancelación se cierne sobre una película sobre Michael Jackson aun sin haber empezado el rodaje

Domingo, 19 de febrero 2023, 00:04

La cultura de la cancelación también anuncia estos días un nuevo vilipendio moral contra Michael Jackson, incluso a cuenta de un biopic que todavía no se ha comenzado a rodar. Sería, pues, una nueva modalidad de reprobación que también abarca el porvenir simple y hasta ... el compuesto, es decir, la certeza rotunda en relación con una suposición sobre el futuro y hasta el juicio desfavorable sobre una acción venidera que concluirá antes que otra también futura. Me explico. El biopic en torno al cantante desaparecido ya se ha anunciado como una gran producción cinematográfica que abordará todas las facetas de su vida. Pero el problema está en el hecho de que en su financiación también va a intervenir la empresa que detenta el legado patrimonial y los derechos del cantante, con lo cual ya han surgido críticas sobre lo que podría concluir como una glorificación del personaje y un ocultamiento de su condición de abusador de menores. El asunto es complejo, porque ya no solo se trata de esa vieja tensión entre la moral de la obra y la de su creador, sino también la de sacar a pasear la cultura de la cancelación a cuenta de un retrato cinematográfico de futuro, en cuyo resultado no sabemos todavía si prevalecerá una obra musical o el lado más sombrío del retratado. Como encima sigue sin resolverse de forma absoluta ese debate que alude a la posibilidad o a la imposibilidad de ser aséptico y disfrutar de una obra sin que influya el saber que su autor fue una persona despreciable, pues entonces la polémica se convierte en un debate de imposible conclusión. Y mientras tanto, para acabar de enmugrecer todo esto, la cultura de la cancelación también se ha ido tornando en un movimiento censor y puritano, radical de izquierdas o de derechas, da lo mismo, con cuya vigencia convendría acabar por salud mental, no vaya a ser que a partir de ahora sus palmeros acaben prohibiéndonos escuchar la música de Axl Rose porque era agresivo, la de Janis Joplin porque era heroinómana y bisexual o la de cualquier otro creador o músico, sí, con algún grave pecado en su mochila existencial.

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