Biopics: una fiebre imparable
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Son menos rigurosos con la verdad que los documentales, porque casi siempre son reverencialesLa verdad es que empieza a ser un poco cansina la incontenible avalancha de películas biográficas, los llamados biopics. Solo el año pasado se estrenaron 17 biopics en cines y plataformas, algunos sobre estrellas del pop y el rock. Este año ya se han estrenado ... los de Bob Marley y Amy Winehouse, también las plataformas han programado documentales y 'revivals' y encima ya se anuncian para la gran pantalla nuevos biopics de Dylan, Springsteen y Neil Young. Este arrasamiento no es nuevo, ni mucho menos perecedero. Por un lado los biopics son más fáciles de producir, al menos si los comparamos con otras películas basadas en guiones novedosos y originales. Además, si el retratado es un personaje con fama y tirón popular, el riesgo en la recaudación será menor. Añádase el atractivo de un actor o actriz de fama y prestigio que encarne al protagonista, con lo cual la apuesta es aún más segura. En el caso de los biopics sobre los grandes del pop y el rock, la ecuación se incrementa con la música que previamente ha sido superventas, lo mismo que con esa creciente corriente nostálgica que ahora revitalizan las biografías, las discografías y el negocio de los grandes dinosaurios del rock.
Eso sí, los biopics son mucho menos rigurosos con la verdad que los documentales, porque casi siempre son reverenciales con el personaje y con la narrativa biográfica, creando una ficción que a la postre queda en la memoria colectiva. Pues sí, pero se trata de un género que fascina y en el que a la gente le importa menos la veracidad y las sutilezas narrativas que la emoción o la identificación del personaje con la ficción o incluso con su nueva fisonomía, ya sea la de Remi Malek interpretando a Freddie Mercury o la de Timothée Chalamet como el próximo Bob Dylan. Por eso mismo, esta fiebre añorante resulta imparable, aunque su exceso pueda saturar. Encima, como los famosos, los personajes y los artistas se van a seguir muriendo, el catálogo de candidatos para ser biografiados por el cine es tan dinámico como interminable.
Festivales
La competencia entre los festivales de cine se sustancia en la lucha cerrada por películas y estrenos o por estrellas en jurados y alfombras rojas. En esta disputa tienen mucho que ver los calendarios de los festivales y de los estrenos. Que el Zinemaldia se celebre tras Cannes, Berlín o Venecia supone siempre una desventaja competitiva, agravada también por el hecho de que el Festival de Toronto –el más importante de Norteamérica– tenga lugar poco menos que una semana antes o que también esté por medio el Festival de Cine Estadounidense de Deauville. Por eso, al Zinemaldia no le queda sino luchar o compartir. Por ejemplo, Isabelle Huppert viene a Donostia tras haber presidido el jurado de Venecia, lo mismo que Almodóvar tras estrenar y ganar su premio en la ciudad italiana. Pasa lo mismo con otras películas estrenadas en las secciones oficiales de Cannes, Berlín o Venecia o incluso con la dificultad de emular el despliegue de estrellas en Venecia o Toronto. Pero bueno, el Zinemaldia a lo suyo y a su buen nivel de siempre…
Arte
El cuadro de Zuloaga adquirido por el Bellas Artes de Bilbao tiene una historia interesante. Es un retrato del músico vanguardista Erik Satie. Zuloaga lo pintó en su inicial estancia parisina, quizás durante su aprendizaje en La Palette, donde entró por recomendación de Losada. Al fallecer Satie el cuadro lo compró el compositor Darius Milhaud, también amigo del primero. El retrato estuvo colgado hasta mediados de los 70 en la casa de Milhaud, en el Boulevard de Clichy. Después la obra pasó a sus nietos, quienes lo prestaron al Bellas Artes para la muestra de 2019 consagrada a Zuloaga. Pero en diciembre de 2023 se subastó toda la colección de Milhaud, en cuyo fondo estaba el retrato de Satie, junto con obras de Leger, Dufy y Masson. El retrato de Satie salía con un precio estimado de entre 5.000 y 8.000 euros, pero se remató en 54.600 euros. ¿Buen precio? Quizás sí, porque es una obra temprana y de formato medio, pero con importancia histórica.
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