Un asunto muy feo
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Las acusaciones contra Depardieu abren el debate sobre la separación entre sus actos inaceptables y su indiscutible talentoFeo, muy feo asunto el de la trifulca política y cultural generada tras las acusaciones de agresiones sexuales y comportamientos obscenos contra el actor Gerard Depardieu, un tema que se enreda aún más con ataques y defensas políticas, manifiestos a favor y en contra o ... incluso con el eterno debate sobre la posibilidad o la imposibilidad de separar al artista de su obra. Verdaderamente el último vídeo de Depardieu en Corea -sonidos o gemidos obscenos y comentarios chocarreros y vergonzosos- resulta repugnante, además de retratar una personalidad sin apenas un atisbo de sensibilidad humana.
Luego están, naturalmente, las acusaciones por violación y agresión sexual que pesan sobre Depardieu, unos hechos todavía en instrucción judicial. Pero, ¿hay que aplicarle de inmediato al actor el extrañamiento moral de la cancelación? ¿Hay que desposeerle ya de sus reconocimientos o, por el contrario, hay que defender por encima de sus actos inaceptables ese inmenso talento interpretativo que ha dejado en muchas películas? Pues dígase que resulta imposible una respuesta simple y concreta. Porque, en primer lugar, esa costumbre reciente de sustituir la presunción de inocencia por la de culpabilidad conduce a la barbarie y encima posibilita, con la inversión de la carga de la prueba, toda una cascada de acusaciones gratuitas, no se sabe si ciertas o falsas.
Depardieu o cualquier otro artista sobre el que pesen las mismas acusaciones debería ser juzgado, con las pruebas obtenidas y con todas las garantías necesarias, por un tribunal competente e imparcial. Otra cosa distinta es el choque entre la moral del autor y su obra, un perpetuo e inconcluso debate que también se aprovecha a veces para difamar a los adversarios. Asimilar o aceptar el arte o la belleza creativa del 'monstruo' sin cuestionar su moral depende de una decisión individual, fundada en criterios, gustos, razones y emociones. No se puede impedir, no se debería, que Depardieu siga haciendo cine, aunque lo poco que ahora sabemos de su pestilente deshumanización nos decepcione y desdibuje su evidente genialidad.
Arte
Curiosa la retirada del retrato de la reina Isabel de Borbón pintado por Velázquez que Sotheby´s iba a subastar el 1 de febrero en Nueva York. La explicación ofrecida es que la oferta está cerrada, lo cual induce a pensar o bien que ya hay un acuerdo de compra en torno a los 35 millones de dólares de su precio estimado de remate, o bien que existe alguna reclamación sobre la obra. Esto último no parece probable, ya que salió de España durante la invasión napoleónica. Pintado entre 1620 y 1630, el cuadro podría haber logrado un nuevo record público, superando los 5,5 millones de dólares del retrato de Juan de Pareja o los 16,9 millones de dólares alcanzados por su 'Santa Rufina'. Eso sí, la subasta de febrero incluye otros tesoros del arte antiguo español: una 'Sagrada Familia' de Murillo, un 'Santiago el Mayor' de Ribera, un 'David' de Herrera el Joven y un bodegón de Meléndez.
Festivales
La cerrada competencia del BBK Live y el Mad Cool el mismo fin de semana veraniego, del 10 al 13 de julio, se nos antoja con una evidente superioridad en favor del festival madrileño. Al menos en lo que se refiere al 'line up' de cada evento, puesto que el cartel de Madrid con Dua Lipa, Smashing Pumpkins, Pearl Jam y Avril Lavigne parece en principio más potente que el de Bilbao, este con Massive Attack, The Prodigy, Arcade Fire y Underworld como 'banderines de enganche'. En abstracto se podría decir que cada festival tiene su segmento de público, que el turismo en los festivales también discrimina entre ciudades interiores y de costa, que Bilbao apuesta algo más por lo emergente o que ambos eventos descartan crecer a base de un mayor número de espectadores. Bueno, lo que se quiera, pero, en esa carrera de ganar masa crítica y de asentar el prestigio festivalero, Mad Cool tiene un día más y está acelerando tras las zozobras de algunas pasadas ediciones. El BBK Live, por el contrario, está consolidado y es prestigioso, pero pierde comba.
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