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Hay artistas que aborrecen repetirse aunque cambiar les llene de dudas. Javier Riaño (Bilbao, 1959) es uno de ellos. Al terminar la exposición antológica en la Sala Rekalde a principios de 2015 quiso poner tierra de por medio y consiguió una beca del gobierno francés ... para disfrutarla en la Cité International des Arts de París.
Paseando por el barrio del Marais, descubrió el estudio parisino del arquitecto Renzo Piano -diseñador del Centro Pompidou- y sobre todo su escaparate, en el que se exponen sus maquetas de trabajo. «Para hacer mi obra anterior salía con un cuaderno para hacer bocetos de los edificios. Ahora tomo como modelos las maquetas que yo mismo reconstruyo y me concentro en el trabajo en el estudio. El resultado con cada uno de los métodos es muy distinto».
Salta a la vista. Riaño inaugura hoy en la galería Juan Manuel Lumbreras de Bilbao la exposición 'Monochrome' y en ella se perciben los cambios respecto a los cuadros de Rekalde. En vez de arquitecturas interiores con grandes espacios vacíos, ahora aparecen recovecos abigarrados, laberínticos, inhabitables. Las escaleras siguen estando en el cuadro, pero más estrechas y empinadas también complejas y en vez de ventanas hay fachadas. Los juegos de sombras casi desaparecen por un chorro de luz que ilumina las figuras con fuerza.
No se debe pasar por alto el título la exposición, 'Monochrome'. Si antes el exterior al que daban las ventanas eran de color, y los interiores marrones y grises, ahora manda el blanco y el negro salvo en el fondo de dos cuadros, azul oscuro y rojo respectivamente.
Riaño reconoce que sus nuevas arquitecturas son más «agresivas» que las de la muestra anterior. Todo lo que hace un artista es personal, pero desde luego en este caso está descartado que la agresividad le venga de lo que ha pasado. De los últimos tres años, cerca de dos los ha vivido en París, en Montmatre, el barrio en cuesta de los artistas, el de Picasso y el de Francisco Durrio, paladín de los creadores vascos en la capital francesa a principios del siglo XX.
La entidad de la que recibió la beca le proporcionó un estudio con un enorme ventanal que daba a la basílica del Sagrado Corazón. Si alguien quiere pasar un rato de envidia, puede consultar la web de la galería Lumbreras. En ella aparece una foto de Aitor Ortiz en la que se ve a Riaño trabajando en ese espacio de techos altos y mucha luz. «Los franceses me recibieron muy bien. He hecho amigos, he conocido a mucha gente, he vivido con los ojos bien abiertos. Aunque se sigue mirando a lo que se hace en Nueva York, París tiene una gran actividad cultural. Conoces nuevas cosas constantemente. Es muy estimulante», relata Riaño. Este año participará en una exposición colectiva en Lyon y tendrá una individual en la ciudad del Sena.
'Monochrome'. La obra más reciente de Javier Riaño en tinta china y acrílico sobre papel.
Galería Juan Manuel Lumbreras. Calle Henao, 3. Hasta el 21 de febrero.
Siempre ha utilizado la tinta china pero ahora este material, empapado sobre papel, es el que reina en los cuadros para delinear sus imágenes, si bien también usa el acrílico. «Son espacios metafóricos. Si los que pintaba antes podían ser habitables aunque nunca había personas en ellos, en los que presento aquí resulta más difícil imaginarse que pueda vivir alguien. Se fijan más en la estructura arquitectónica e invitan a que cada uno se monte su propia historia», explica el pintor.
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