Los dibujos de Graeme Hobbs despliegan su ironía en el Palacio Horcasitas

El Brexit, la fascinación que destila la iconografía fascista, la filosofía de vida de los 'teddy boys' o los rijosos modos aristocráticos, son algunos de los temas expuestos en conjuntos con cierta vocación narrativa. El autor utiliza la tinta china, el lápiz y la acuarela y genera composiciones recortando piezas y pegándolas en fondos monocromos. Javier González de Durana, comisario de la exposición junto a Nacho Valencia, destaca la no linealidad de la obra. «Hobbs construye historias que no cierra», señala.

El sustrato político y la crítica mordaz subyacen en todas las propuestas. El artista recurre al cuento tradicional para subvertirlo con claves sociales o eróticas y, de esta manera, un gigante aparece en un deprimido pueblo industrial del norte de Inglaterra, los árboles adquieren rasgos antropomórficos y los monstruos, gigantescos atributos sexuales.

La estética de Hobbs remite, según los promotores de la muestra, al costumbrismo moralista de William Hogarth o William Blake y la irreverencia de Felicien Rops, aunque el propio autor destaca que el comic «atrapó« su imaginación y le hizo cambiar de sueño, »de la música al arte». La trayectoria entre la música, el comic y el arte, también le asocian con figuras del underground como Robert Crumb y Raymond Pettibon.