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Viajó hasta Plutón, levantó para el cine la mansión del magnate Charles Foster Kane, inspiró las visiones del futuro de Wernher von Braun y Stanley Kubrick, ocho águilas suyas vigilan Manhattan desde lo alto del edificio Chrysler y en la última etapa de su ... vida, en homenaje a sus ancestros, recreó en su esplendor las misiones españolas de California. «Chesley Bonestell siempre será un enigma. Nunca lo sabremos todo de él», asegura a este periódico Douglass M. Stewart Jr., director de una película que reivindica al polifacético padre del arte espacial y que ganó el premio al mejor documental en la última Comic-Con.
Chesley Knight Bonestell Jr. nació en San Francisco el 1 de enero de 1888. Su padre era abogado y su madre, Jovita Ferrer, la hija mayor de Manuel Y. Ferrer, virtuoso de la guitarra nacido en San Antonio (México) e hijo de españoles. Su padrino de bautismo fue el arquitecto catalán Eusebio Molera, con quien no se volvió a encontrar hasta 1915 cuando les sentaron enfrentados en una cena en San Diego durante una exposición por la apertura del canal de Panamá. «Cuando le dije quién era, exclamó: '¿Es este el pequeño bebé que bautizaron en la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe?'», recordaba años después, según recogen Ron Miller y Frederick C. Durant III en su libro 'The art of Chesley Bonestell' (2001).
Empezó a pintar a los 5 años y a los 16 compaginaba las clases de arte con el trabajo en el negocio de venta de papel al por mayor de su abuelo, que un día se encontró, para su espanto, con las paredes de la habitación de su nieto cubiertas por bocetos de modelos desnudas. Un año después, el joven cogió un tren a San José y subió hasta el observatorio Lick, en el monte Hamilton. «Aquella noche vi por primera vez la Luna a través de un telescopio refractor de 90 centímetros, pero más impresionante y bello fue Saturno a través del refractor de 30 centímetros. Tan pronto como llegué a casa, pinté Saturno». La obra se perdió en el incendió que siguió al terremoto de San Francisco de 1906.
El joven Bonestell se mudó a Nueva York para estudiar Arquitectura en la Universidad de Columbia, pero abandonó la carrera en el tercer curso con la intención de coger experiencia y volver a las aulas. Se puso entonces a trabajar como diseñador para estudios de arquitectura y en Manhattan dejó su huella en la fachada art déco y las águilas de acero de la planta 61ªdel edificio Chrysler (1930). De regreso a su ciudad natal, hizo dibujos promocionales del futuro Golden Gate y, tras una breve estancia en Reino Unido, acabó en Hollywood. Allí pintó escenarios de clásicos como 'Robin de los bosques' 1938), 'El jorobado de Notre Dame' (1939) -la catedral parisina salió de sus pinceles-, 'Ciudadano Kane' (1941) -creó la mansión de Xanadú-, 'Destino, la Luna' (1950), 'Cuando los mundos chocan' (1951) y 'La guerra de los mundos' (1953).
Cuando la revista 'Life' publicó en 1944 su paisaje 'Saturno visto desde Titán' -que Stewart ha convertido en el cartel del documental 'Chesley Bonestell: a brush with the future'- volvió a ser el artista espacial de aquella noche adolescente cautivado por el planeta anillado. Para siempre. Se sucedieron las portadas en revistas como 'Astounding Science Fiction' y 'Galaxy', y en 1949 su libro 'The conquest of space' -escrito en colaboración con el divulgador científico Willy Ley- fue un superventas. «No supe cómo eran otros mundos hasta que vi las pinturas de Bonestell sobre el Sistema Solar», reconocía el astrofísico Carl Sagan.
«Las pinturas de Marte de Chesley muestran cosas que solo han revelado recientemente fotos de los todoterrenos y orbitadores marcianos», le decía un experto de la NASA a Stewart tras ver su película. El cineasta cree que eso se debe a que «consultaba a los mejores expertos en astronomía y astrofísica, lo que incluía a Edwin Hubble, Ley y Von Braun. Sus pinturas se basaban en ciencia real. Pero él era muy presciente. Pintó la superficie de Plutón a partir de una foto en blanco y negro en la que era un pequeño punto. En 2015, la nave 'New Horizons' mandó fotos que tienen un increíble parecido con la representación de ese mundo de Chesley».
Cuando en 1951 Von Braun organizó un simposio sobre vuelos espaciales para la revista 'Collier's', él dio forma a las visiones del ingeniero aeroespacial que años después diseño el 'Saturno 5', el cohete que llevó al ser humano a la Luna. En una de las imágenes se ve la estación orbital que Stanley Kubrick llevó al cine en '2001: una odisea del espacio' (1968). El concepto de la rueda orbital fue una idea de Von Braun, que durante años trabajó estrechamente con Bonestell. «Mi archivador está lleno de bocetos de cohetes que hice para ayudarle en su arte y que me devolvía con preguntas de detalles o críticas a alguna inconsistencia o error», escribió el ingeniero.
Antes de su muerte en 1986, pintó las veintiún misiones españolas de California, proyecto que acabó con 85 años y sus biógrafos vinculan con su pasión por la arquitectura y sus orígenes familiares. Pueden disfrutarse en su libro 'The golden era of the missions. 1769-1834' (1976). Cuando una vez le preguntaron si prefería dar su nombre a un asteroide o un cráter lunar, respondió que lo primero. «Un asteroide es una montaña volante. Giraré alrededor del Sol. Willy no se mueve», dijo en alusión a su amigo Ley, que tiene un cráter lunar. Además de un asteroide -el 3129 Bonestell-, él tiene un cráter en el Marte cuya conquista pintó.
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