Un día para descubrir el sinfín de museos en Bizkaia

Hay que romper con la idea de la experiencia pasiva, el tópico del visitante que se pasea indolentemente por salas que exponen objetos de cualquier condición. «Se trata de centros vivos, dinámicos, que disponen de actividades muy variadas, desde recorridos a propuestas gastronómicas o juegos», alega.

Tampoco hay que pensar en el formato habitual del museo. En ese conjunto hallamos torres medievales y barcos, antiguas iglesias y cuevas que son Patrimonio de la Humanidad. Además, su distribución permite cubrir toda la geografía. «En el extremo sur encontramos el Museo de Orduña, que enseña su bagaje cultural y etnográfico, y en el más septentrional, tenemos el Arrantzaleen Museoa, en Bermeo, dedicado a la pesca, un tema que no resulta habitual», señala Madarieta.

Las sorpresas también aparecen de este a oeste. «En el pequeño pueblo de Ziortza-Bolibar descubrimos una entidad en torno a Simón Bolívar, el artífice de la independencia de los países sudamericanos, y Dolomitas, un museo espectacular, creado en la fábrica que relata parte de la vida industrial de Bizkaia y conserva uno de los escasos tranvías aéreos que se conservan». Pero hay mucho más y el gerente habla de la ferrería del Pobal o el Museo de la Paz de Gernika, «que posiblemente atrae a más extranjeros que locales».

En la capital vizcaína también se encuentra una abundante vida museística más allá del Bellas Artes y el Guggenheim, habituales protagonistas de la actualidad. «Por ejemplo, en Bilbao la Vieja está el Museo de Reproducciones, con primeras copias, algo que ya no se encuentra a nivel europeo o el Sacro, con un buen número de piezas de arte», aduce. Por cierto, el Museo de Arte Sacro-Eleiz Museoa en la Plaza de la Encarnación inauguró una exposición con motivo de la efeméride protagonizada por trece alumnos del Máster de la Universidad del País Vasco. Su cometido: reinterpretar imágenes clásicas del arte religioso.

La mayoría de las entidades asociadas ofreció a lo largo de ayer entradas gratuitas y visitas comentadas. Algunas, además, añadieron nuevos alicientes. El Museo de Bellas Artes estableció una original comunicación entre la plástica y la música gracias al dúo de clarinete y acordeón Musikagune. «¿Por qué no añadir piezas que se encuentren con las obras exhibidas?», apunta Miguel Nuño, artífice junto a Iñigo Mikeleiz, de este proyecto, mientras se encaminaba hacia el relieve 'La muerte de Orfeo' de Nemesio Mogrovejo, ante el que interpretarían la obertura de la ópera que Monteverdi creó inspirándose en el mito. Junto a ellos, una multitud disfrutaba de ese día especial de fiesta y cultura.

Por su parte, el Guggenheim activó el árbol de los deseos para Bilbao de Yoko Ono y el Museo de Orduña celebró un concierto de arpa y violonchelo. Las visitas gratuitas tomaron el Museo Memorial del Cinturón de Hierro en Berango, el Museo de Orozko, Rialia Museo de la Industria, el Museo de la Medicina, el Castillo de Muñatones en Muskiz, el Museo de las Encartaciones en Sopuerta...