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La actriz Viola Davis ha revivido en la película 'La madre del blues' a una cantante de las que habían pasado a la historia en el capítulo de pioneras, pero a las que ya muy pocos ponían sobre el plato del tocadiscos, en el cedé ... o en la lista de favoritos. El filme de George C. Wolfe disponible en Netflix, con el que el maquillador español Sergio López-Rivera ha ganado un Oscar, y basado en la obra de 1982 del dramaturgo August Wilson, ha hecho que la voz a chorro de Ma Rainey suene de nuevo. Y con ella, las canciones con muchos litros de whisky y toneladas de desamor.
Fue mentora de Bessie Smith, ejemplo para Billie Holiday y tuvo el arrojo, en una época de fuerte puritanismo en EE UU, de escribir letras en las que no escondía su predilección por las mujeres; entre ellas, 'Prove It On Me', canción convertida en himno de defensa de los derechos de las lesbianas en los años 70. Nacida como Gertrude Pridgett en Georgia (1882), estado sureño en el que se hizo fuerte Martin Luther King Jr., realizó un centenar de grabaciones, algunas con Louis Armstrong, y en la última época de su vida llegó a comprar y dirigir, sucesivamente, tres teatros, aunque ya estaba en su periodo de decadencia.
Como en el caso de tantos otras cantantes negras -sólo hace falta recordar a Aretha Franklin-, sus comienzos tienen lugar en su iglesia, la First African Baptist Church, donde actuaba desde los diez años en musicales que narraban las penurias de las personas de color. Empezó a ser conocida como Ma Rainey después de su matrimonio a los 14 años con Will Rainey. Con él realizó varias giras, primero como grupos como los Rabbit Foot Minstrels, hasta que formaron el suyo propio.
descubrimiento
Viajaban montando y desmontando una carpa negra, que acogía su espectáculo de vodevil y sus canciones juglarescas y populares. Sus movimientos sobre el escenario eran únicos y salvajes, como se encarga de remarcar Viola Davis en la película.
Según Robert Palmer, autor del clásico libro 'Deep Blues', Ma Rainey situaba su primer recuerdo sobre este género por en un pequeño pueblo de Misuri, en la voz de una chica que merodeaba por la carpa cantando una «extraña y conmovedora» canción, según palabras de la intérprete. La joven cantaba con desgarro sobre lo desamparada que se sentía después de que la hubiera dejado su pareja.
En 1916, se separó de su marido y diseñó su propio espectáculo con números de baile. En Nueva Orleáns conoció a Bessie Smith y se convirtió en su mentora. Les unía la música y sus gustos sexuales. En 1925, fue encarcelada en Chicago por montar una fiesta con las bailarinas que acabó en orgía, según las crónicas de la época.
Bessie Smith se encargó de liberarle de la celda. 'Prove It On Me', fechada en 1928, podría estar inspirada en aquella juerga legendaria. Su letra dice: «Salí anoche con una multitud de mis amigos, debían de ser mujeres, porque no me gustan los hombres».
Su distribuidora, la Paramount, le puso el sobrenombre de la Madre del Blues. La música negra despuntaba y se colaba en el mundo blanco, que explotó el filón sin miramientos con unos contratos propios de esclavistas sin escrúpulos. A propia Smith le escamotearon millones de dólares porque le hicieron firmar papeles, sin asesoramiento, que no podía leer porque era analfabeta.
'prove it on me'
La discográfica rescindió el contrato a Rainey también en 1928. Le dijeron que el blues se había pasado de moda. Dos años después -y uno tras el crack financiero-, la Paramount quebró y los discos de Ma Rainey fueron desapareciendo. Volvió al espectáculo bajo carpa, pero en precario. Se hacía nuevos vestidos a partir de los viejos y cocinaba en un infiernillo de campamento. Volvió a su ciudad de nacimiento, Columbus, cuya escuela de arte lleva hoy su nombre junto al de la poeta Carson McCullers.
En los años 60, las nuevas generaciones de cantautores y rockeros de todo el mundo volvieron a escuchar con atención a los viejos bluesmen y, cómo no, a esta blueswoman cuyos discos se remasterizaron para volverse a editar. Sin Nina Simone o Aretha Franklin no habría surgido una cantante como Janis Joplin, la estrella rota de Woodstock, que tenía a Ma Rainey como a una de sus grandes influencias. La obra de August Wilson ayudó a resituarla en la historia de la música y ahora la película de Wolfe le ha dado un nuevo relieve.
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