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«Todos somos escultores de nuestro propio cerebro, si nos lo proponemos». Lo afirmaba Santiago Ramón y Cajal tras observar esas 'mariposas' que para él eran las neuronas y desvelar sus conexiones. El pionero de la neurociencia y premio Nobel anticipó lo que hoy es una certeza: la plasticidad cerebral. La posibilidad de automodelar el cerebro, para lo que es fundamental la respiración.
Algo que es una certeza para Nazareth Castellanos (Madrid, 1977), 'biósofa' y autora de 'El puente donde habitan las mariposas' (Siruela), ensayo que describe el proceso de construcción cerebral desde la influencia del pensamiento al papel transformador de la respiración analizando sus deficiencias y potencialidades para modelar el cerebro, el cuerpo, la salud y el carácter.
Castellanos tiende puentes entre la ciencia, la anatomía, el humanismo y la filosofía. Y la respiración es una pasarela entre el mundo exterior y el interior, «entre lo que somos y lo que creemos ser». Sostiene así que la calidad de nuestra respiración «es determinante en la conformación neuronal y para la salud mental, física y social».
Pero el problema es que «no sabemos respirar». «Deberían enseñarnos a respirar en las escuelas», reclama Castellanos, que lleva cinco lustros investigando la conexión entre la respiración y la salud en centros como el Instituto Max Planck y el King's College.
«No sabemos cómo respirar si estamos nerviosos, cuando controlar tu respiración es el primer paso para mantener la salud personal y global», señala Castellanos. Algo que constata con sus investigaciones y su propia experiencia. «Yo sabía manejar una máquina de superconductividad cuántica, pero ignoraba todo de mi respiración», dice. «El sistema educativo anda cojo si no aprendemos a respirar bien desde la infancia, así que sacrificaría otros contenidos docentes para incluir conocimientos que permitan 'manejar' el propio cuerpo», propone.
«La respiración es el único sistema visceral controlable mediante la voluntad. No controlamos el cerebro, el corazón, el estómago ni ningún otro órgano, pero sabemos los efectos en todo ellos de respirar bien, la primera medicina para mejorar la salud mental a coste cero; y está claro que a mejor salud mental, menos gastos sanitarios», destaca la autora, que aborda también la epigenética y el benéfico efecto hereditario de una respiración de calidad. «Estar bien o mal tiene su impacto en los demás. Si te cuidas, cuidas a tu entorno. Cuidarse es una responsabilidad social, porque al hacerlo cuido a los otros y mejoro su salud», dice.
La regla de oro de la gimnasia respiratoria es hacerlo por la nariz, lo que estimula las conexiones cerebrales. «Si respiras por la boca, el cerebro pierde un director de orquesta», dice Castellanos. Otra regla áurea es «observarte». «Si no eres consciente de tu respiración no tendrás conciencia plena de tu cuerpo. Debes ejercitar el control voluntario, y si observas tu respiración; con ello tu corteza frontal se acostumbra y activa, de modo que el número de neuronas controladoras aumenta», señala. «Se trata de construir primero la carretera respiratoria y luego transitarla», dice la física, neurocientífica y divulgadora para quien el cerebro humano «es como un avión, que tarda poco en subir y mucho en bajar».
«Los estudios antropológicos demuestran que hemos involucionado en la respiración, que lo hacemos cada vez peor», lamenta. «El 80% de los humanos somos respiradores bucales. La mayoría respiramos, además, por una sola fosa nasal, que suele ser la izquierda, más asociada a la hiperactividad», precisa.
«He vivido toda la vida en la calle Cajal» cuenta risueña esta admiradora y estudiosa de don Santiago. Cree que casi todo está en las teorías de este prodigioso científico, y en su estela ella conjuga la ciencia con la filosofía de Martin Heidegger y sus tres pilares en los que se sustenta la experiencia humana: construir, habitar y pensar.
«Soy pontífice, establezco puentes entre la ciencia y la sociedad, entre el humanismo y las ciencias, aunque me asusta la soberbia científica», dice para explicar el título de su ensayo. «El puente es el lugar a través del cual se produce la conexión neuronal entre las mariposas del alma, que es como Ramón y Cajal llamaba a las neuronas, aunque la mayoría no llega nunca a ser mariposas».
Licenciada en Física Teórica, doctora en Medicina y máster en Matemáticas Aplicadas a la Biología y en Neurociencias, Castellanos ha dedicado la última década a analizar el impacto de la respiración en la dinámica neuronal.
Empezó estudiando a personas con graves deterioros cognitivos, traumáticos o emocionales, como víctimas del alzhéimer, graves accidentes o depresiones. Amplió luego su campo de estudio a todo tipo de personas. Ahora dirige un laboratorio que investiga la neurociencia de la meditación y la relación entre el cerebro y el resto del cuerpo. Compagina sus investigaciones con la divulgación científica a través de ensayos como 'El espejo del cerebro' (2021) y 'Neurociencia del cuerpo' (2022).
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