abraham de amézaga
París
Viernes, 9 de octubre 2020, 21:43
Todo surgió a raíz de un libro, el que escribiera hace más de tres lustros el periodista Philippe Noisette, titulado Couturiers de la danse (Costureros de la danza). «Me propusieron desarrollar una exposición tomando como pretexto aquel libro. No se trataba de adaptarlo a una ... muestra, sino que esta girara en torno al mismo tema, el trabajo que grandes de la moda han desarrollado en el universo de la danza», explica a EL CORREO el autor y al mismo tiempo comisario de la exposición del Centro Nacional de Vestuario Escénico galo (Centre national du costume de scène, en francés y de modo oficial), ubicado en la localidad de Moulins.
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Repaso de un siglo, con sus diferentes estilos y corrientes, de la mano de más de algo más de un centenar de propuestas –130, para ser más precisos–, y que tuvo una pionera en este campo, la creadora Gabrielle Chanel, que diseñara prendas para los Ballets Rusos, en 1924. Si bien aquellos trajes originales no se exponen –sí una reproducción–, las creaciones que el visitante descubre llevan el nombre de otras sobresalientes figuras de la alta costura, como Yves Saint Laurent, Karl Lagerfeld, Gianni Versace, Christian Lacroix, Jean-Paul Gaultier o Maria Grazia Chiuri, la directora artística de la casa Dior.
«He querido presentar las propuestas en torno a cuatro temas, que dan pie a mostrar trajes muy diferentes, en cuanto a tipos de danza, formas y materiales», nos cuenta Noisette. Trajes de hombre y de mujer, por aquello de que es una disciplina en la que participan ambos, donde el diseñador cuenta con gran libertad a la hora de imaginar el conjunto de sus propuestas, solo limitado por la comodidad, que facilite los movimientos de los bailarines. También ha de tener muy presente que sean creaciones que no rocen el suelo o dificulten la visión de los intérpretes, como por ejemplo las máscaras.
En cierta ocasión, Riccardo Tisci, en su etapa en Givenchy, diseñaría unos grandes abrigos con plumas en los bajos, que «se habrían de eliminar porque los bailarines las pisaban, y esto podía ser un riesgo para su integridad», recuerda el comisario de la muestra Couturiers de la danse, que ha contado con la colaboración del escenógrafo italiano Marco Mencacci.
Aunque son espectáculos prácticamente efímeros, en los que se utilizan muchos materiales de origen sintético, para adaptarse al cuerpo como un guante, muy técnicos, la pasión de los creadores de moda es desmedida, al ver las propuestas que imaginaron en movimiento sobre un escenario. Precisamente, las de Gaultier, que anunciaba en el transcurso de la semana de la alta costura de enero su adiós a los desfiles de este tipo, es el que está más presente en la muestra, debido a sus diversas colaboraciones en el campo de la danza, y en concreto con la coreógrafa Régine Chopinot. Se ha editado un catálogo, junto a Silvana Editoriale, que incluye la totalidad de lo que se puede ver, así como una interesante entrevista realizada al conocido como «enfant terrible».
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El interés de este por corsés y tutús se ve patente en varios de sus modelos, junto a los de Saint Laurent y Lagerfeld, como se puede apreciar en una de las salas –son 13 en total–. Hay resultados rompedores de algún modo, como la colaboración de Versace con el coreógrafo Maurice Béjart, ocupando salas aparte; igual que el japonés Miyake. Y porque el gran flechazo entre creadores de moda y ballets surge con gran fuerza en la década de los 80 del pasado siglo, lo que vemos va desde esos años hasta 2019.
La mayoría de lo expuesto ha llegado de instituciones francesas y extranjeras, como la Ópera Nacional de París, la Royal Opera House de Londres, la Ópera de Roma, los Ballets de Montecarlo o el Béjart Ballet de Lausana, entre otros; siendo la primera vez que se asiste a una exposición tan completa, por lo menos en el país vecino. «Ha habido con anterioridad otras, en el Fashion Institute of Technology, de Nueva York, así como en La Haya, pero diferentes», señala Philippe Noisette, quien reconoce que hay nombres que se han quedado fuera de la muestra, por tiempo y presupuesto. No obstante, su objetivo es que Couturiers de la danse (abierta hasta el 1 de noviembre) viaje, porque tal y como nos subraya «es un tema de lo más internacional».
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