Cotización creciente

Miércoles, 25 de septiembre 2024, 00:11

Hace década y media aún se podían comprar en las subastas un abrigo de noche de Balenciaga fechado en 1938 por 750 euros o un vestido cruzado de los años 60 en crepe negro por 630 euros, dos interesantes piezas, aunque menos históricas que ese otro vestido de su conocida línea 'Infanta' de 1939 que ya se remató en 2010 por 4.300 euros o que uno más de noche en tafetán negro drapeado que se vendió por cerca de 14.000 euros. Desde entonces, y al igual que las creaciones de otros grandes de la época dorada de la alta costura, las cotizaciones del 'couturier' vasco han tenido un crecimiento exponencial. Y no solo por el creciente protagonismo de la moda vintage en el mercado de las subastas, sino muy especialmente por lo acotado de su producción y de su stock, por la calidad creativa y la innovación formal de Balenciaga, por la singularidad de una obra exclusivamente vinculada a la alta costura o incluso por la mitomanía en torno a unas piezas que aumentan de valor si se detalla la fama de su propietaria inicial. Porque no es lo mismo un vestido de noche de Balenciaga que perteneció a 'Bunny' Mellon, Mona Bismarck o a la actriz María Félix, que otro de cóctel lucido en su momento por una desconocida. De igual manera, tampoco es igual una pieza de sus líneas más icónicas -la semi-ajustada, el vestido túnica, el de cola de pavo, el 'baby doll', el vestido saco, el trapezoidal, etc…- que otro menos emblemático. Todo esto no solo explica que las piezas más cotizadas de Balenciaga estén ya en los mejores museos -el Metropolitan, el Victoria & Albert, el Palacio Galliera, el Museo Balenciaga de Getaria o en algunas colecciones privadas como la de Alaïa-, sino también que la demanda de su obra sea tan constante como creciente en su cotización.

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