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El sonido con nombre propio en la música popular americana -a estas alturas, universal- ha tenido exponentes como el del sello Chess de Chicago -con los hermanos Leonard y Phil Chess-, la Sun Records de Sam Phillips, la casa Motown de Berry Gordy y el ... maestro de productores Phil Spector. Todo un personaje, su marca ha dejado huella en un sinnúmero de oídos, a través de grabaciones como el canto del cisne de The Beatles, 'Let it Be', el grupo vocal femenino The Ronnettes -con el bombazo 'Be My Baby'-, The Righteous Brothers ('You've Lost That Lovin' Feelin' o 'Unchained Melody'), pero también con unos pioneros del punk como The Ramones, en cuyo 'End Of The Century' plasmó una pieza tan fácil de escuchar y tan difícil de prever en la voz de Joey Ramone como 'Baby, I Love You'.
El productor y compositor estadounidense ha fallecido en California a los 81 años por complicaciones de la Covid-19, que ha acabado con la vida del genio musical cuando parecía que la enfermedad había remitido. Llevaba unos años apartado del negocio y de casi todo, porque cumplía condena por homicidio en segundo grado de Lana Clarkson, una actriz de escasa proyección de 40 años. La mujer apareció muerta de un disparo en la boca en la mansión de Spector, horas después de conocerle en un club donde ella trabajaba, en 2003. Nueve años después, tras una repetición de juicio y todo un culebrón legal, fue condenado a un mínimo de 19 años de cárcel revisable.
Pero dejemos de lado la zona oscura de este hombre -con una expresión facial que a veces llega a recordar al Momo de los retos virales- y volvamos ahora a la irrepetible figura del arquitecto de sonidos. Aunque trabajó con muchos artistas en grabaciones muy diversas, según él mismo su estilo sonoro llegó a su máximo exponente en el álbum 'River Deep-Mountain High' de Ike & Tina Turner. ¿Profundo como un río? ¿Alto como una montaña? Sólido y contundente como un muro. Así era el sonido cuasi orquestal que el productor lograba a base de superponer pistas y pistas de instrumentos -con mucha frecuencia, guitarras- como si fuesen los ladrillos de una gran muralla. La argamasa la ponía en la mezcla y el masterizado, de manera que la pieza sonora impactaba en el oyente con una fuerza apabullante.
Era el 'Muro de Sonido', que convirtió a Spector en toda una leyenda de la música, con un sello propio que pocos más han marcado. De hecho, casi se podría hablar de 'discos apócrifos' al hacer referencia al trabajo de Brian Wilson y los Beach Boys, que emularon esta técnica en piezas tan impresionantes como 'Pet Sounds'.
Harvey Philip Spector provenía de una familia judía de clase media. Nació en El Bronx, Nueva York, el día siguiente a la Navidad de 1939. El abuelo Spekter había emigrado desde Ucrania y cambió su apellido. Uno de sus herederos, el padre de Phil, se suicidó el 20 de abril de 1949, algo que no sólo dejaría huella en la familia, que en 1953 se mudó a Los Ángeles, en California. Un lustro después, el epitafio de papá Spector - 'To Know Him Is To Love Him' ('Conocerle es amarle')- dio título a un gran éxito. Eran The Teddy Bears, un grupo donde Phil era guitarrista y compositor.
Precisamente este aspecto es uno de los que destacan en la trayectoria del fallecido, que puso su habilidad en piezas como 'Spanish Harlem' -a los 19 años-, en 'Little By Little' -junto a unos aún novatos Rolling Stones en 1964- y en el disco de los Turner, entre otros trabajos. Como productor trabajó con Cher, estuvo al lado de George Harrison en su ambicioso y extenso 'All Things Must Pass' y participó en varios proyectos de John Lennon. También tuvo sus detractores, como Paul McCartney, a quien no le gustaba su contribución al 'Let it Be', y algunos fans de Leonard Cohen y Ramones.
De estos últimos, Marky Ramone le recordaba hace cuatro años como «un gran amigo mío. Es un genio, lo que hizo con su 'muro de sonido': cuatro pistas y todo el mundo grabando en directo en una habitación... ¿Cómo lo hizo? Ni idea. Ahora tenemos ordenadores, ProTools... Entonces no había nada de esto. Tuvimos muy buena relación durante las sesiones de 'End Of The Century'. Ahora, obviamente, no puedo hablar con él tan a menudo», lamentaba. También desmintió la leyenda de que les encañonara y obligara a grabar en el estudio. «Nunca nos apuntó con un arma. Tenía pistolas, pero nunca apuntó a nadie con ellas».
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