El autor. belén garcía mendoza

«Comparamos siempre nuestro amor con el de otros»

Jacobo Bergareche novela en 'Los días perfectos' las cartas de Faulkner y las de su protagonista con sus amantes

Martes, 1 de junio 2021, 00:37

A Jacobo Bergareche (Londres, 1976), le halagó que sus amigos de Austin (Texas, EE UU) le propusieran ser consejero del Harry Ramson Center. En él se encuentran los manuscritos de autores como Céline, Beckett, Dylan Thomas, García Márquez, parte de los de Borges e ... incluso una decena de Pío Baroja, además de la carta de Carlos I a Hernán Cortés en la que le da permiso para conquistar México como quisiera.

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«Me permitía volver cada año a esa ciudad en la que había vivido bastante tiempo. Pero me tenía que pagar el viaje, la estancia y hacer una pequeña donación. Tenía que rentabilizarlo de alguna manera», recuerda. Primero pensó en escribir un artículo largo sobre alguno o sobre varios de aquellos manuscritos, pero en la búsqueda se encontró con un tesoro: las cartas de William Faulkner a su amante Meta Carpenter. Una relación de 30 años mantenida en secreto y que, como la mayoría, comienza con entusiasmo y se estanca según avanza la rutina. El autor de 'El ruido y la furia' le mandaba al inicio unas cartas pulcras, sin un tachón; en las últimas, ya sólo repetía que se había caído del caballo y que se había roto alguna costilla.

Dibujos en paralelo

«Al final conseguí que los herederos del escritor me permitiesen reproducir una parte de la correspondencia. Pero me pareció que, después de haber estado cotilleando en su vida privada tenía que devolverle una ficción». Así que Bergareche cambió de planes y del artículo pasó a 'Los días perfectos', una novela sobre los instantes felices y sobre los periodos valles o en caída más o menos pronunciada. La presentará el 9 de junio en la librería Cámara de Bilbao, acompañado de Miguel Zugaza, director del Bellas Artes de Bilbao.

En ella entrelaza la historia de una infidelidad del protagonista con la del propio Faulkner. Los puntos de contacto llegan a los detalles. Así, como el escritor del Sur estadounidense incluía dibujos en las cartas, el autor de 'Los días perfectos' -licenciado en Bellas Artes- también lo hace en la larga misiva de Luis a Camila, que ocupa la primera parte de la obra.

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Se conocieron en un avión de Dallas a Austin. Se hospedaron en el mismo hotel, el de la universidad. Coincidieron en el desayuno y empezaron a hablar sobre la calidad de los tacos tejanos, que a ella -mexicana- le parecía inexistente. A pesar de estar casados, la relación cuajó y se veían unas cuantas veces al año.

«Los amores de los demás son espejos donde todos nos miramos. No hacemos más que comparar cómo aman ellos y cómo amamos nosotros», considera Bergareche, autor también de 'Estaciones de regreso'. En esa pulsión comparativa se basa la historia de las dos relaciones, a la que el escritor añade la carta de Luis a Paula, su mujer, después de su ruptura.

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«Es muy interesante seguir la voz de Faulkner en las cartas durante los 30 años de su relación con Meta Carpenter. Al principio dice cosas muy fogosas, se emociona anticipando el encuentro. Luego se centra en la logística del affaire, en las fechas, en las reservas del hotel y en los billetes, hasta que llega un momento en que ya ninguno de los dos hace esfuerzos por encontrarse. Es la fase de la elaboración del recuerdo, de la melancolía. Las cartas se parecen a los acantilados de Lekeitio porque muestran los estratos geológicos de una historia de amor».

Faulkner y Meta Carpenter. University of Mississippi

En el libro se va desarrollando una reflexión sobre la felicidad. En las grandes historias pasionales de la cultura occidental escasean los finales felices. Por lo general, acaban en muerte o con grandes sacrificios, como Tristán e Isolda, Romeo y Julieta, y Bonnie & Clyde. No es una casualidad, advierte el autor.

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Un día en el parque

La novela está salpicada de citas. En su 'Ensayo sobre el día logrado', Peter Handke sostiene que, más que buscar la eternidad, ahora las personas se contentan con pasar una buena jornada de vez en cuando, o un par de horas destacables dentro de ella.

En la canción de Lou Reed 'Perfect Day', título que resuena en el del libro, el cantante se agarra a la chica de la que se ha enamorado, la que le hace sentirse vivo después de una larga temporada consumiendo drogas. «Es la celebración de un día en el que no pasa nada, pero en la que estás con la persona que quieres estar. Han tomado una sangría seguramente malísima. Han ido al zoo de Central Park, en el que no hay nada exótico, sino cabras y animales del estilo. No hay nada extraordinario. Sólo una mujer y un hombre pasando un día feliz en un parque».

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Pero la narración de Bergareche sigue la pista del «desgaste» que quita densidad amorosa a las relaciones. «Hay un elemento esperanzador en el libro y es que plantea la posibilidad de que una historia de amor vuelva a darse en cualquier momento, de una manera casual. Es como un estándar de jazz, que lo puedes tocar de muchas maneras y cambiando según el día», celebra el autor.

presentación

  • En la librería Cámara. Euskalduna, 6. El 9 de junio a las 20.00 horas. Necesaria reserva. A partir de las 20.30 horas, firma de libros, sin reserva.

  • Presentador. Miguel Zugaza.

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