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Zinebi arranca el 11 de noviembre su 64 edición con la tradicional proyección de los cortos vascos a concurso al término de la gala de inauguración en el teatro Arriaga (19.30h), en la que se entregará el Mikeldi de Honor a la cineasta polaca ... Agnieszka Holland. En total, siete directoras y dos directores que firman piezas más cercanas al videoensayo y el cine experimental, como es habitual en el festival bilbaíno, que a los cortometrajes narrativos con planteamiento, nudo y desenlace.
La directora portuguesa Maria Inês Gonçalves, que cursó el Máster en Creación Cinematográfica de la Escuela de Cine Elías Querejeta de Tabakalera, apuesta por la textura de la película en 16 milímetros con el agua como elemento común de las imágenes. Un bebé bañándose, los aspersores que riegan el jardín una tarde de verano, un velero de juguete… El tratamiento del sonido es importante en esta suerte de ensoñación que nos remite a la infancia y que por momentos coquetea con el fantástico.
La directora navarra Maddi Barber parte del poema 'Esta es la mano que cuida', de la veterinaria y escritora María Sánchez, para hilar fotos de crepúsculos entre las montañas, imágenes de un grupo de naturalistas con un libro de anfibios a los que buscan de noche y el análisis del cuerpo sin vida de un gato montés. La cosa debe de ir de la relación del hombre con la naturaleza y otras especies, de su capacidad para alterar el ecosistema.
La ONG Oxfam Intermón, Emakunde, el Ministerio de Cultura, la Diputación de Bizkaia y los Ayuntamientos de Orio y Muskiz figuran en los créditos de este corto documental que arranca en la cubierta de un barco pesquero que faena de noche y salta a tierra firme para contar la problemática de las mujeres de los pescadores, encargadas de remendar las redes. Marta Gómez y Paula Iglesias denuncian la situación de esas esposas de los arrantzales, que se han pasado la vida mirando al mar y esperando mientras trabajan en un oficio no suficientemente reconocido. En paralelo, el filme también da voz a una mujer emigrante nicaraguense, que trabaja como interna cuidando de una mujer mayor y sufre el desarraigo. Echa de menos a los hijos, que siguen en su país, y expresa su frustración asomándose a una ventana y gritando en una ruptura del naturalismo de esta obra feminista en defensa de la mujer trabajadora.
Paula Iglesias: «'Hondarrak' surge durante la pandemia, cuando todo se detuvo pero hubo trabajos que seguían funcionando. Nos planteamos cuáles eran esos trabajos y en qué lugar quedaban los cuidados. Y todo desde la perspectiva de la economía feminista para que tuviera un contenido político».
1966, en un idílico pueblo del Pirineo vascofrancés. Un grupo de amigas encuentra enterrado en el campo un singular tesoro: palabras escritas en euskera en el interior de cajas de cerillas. La protagonista, que en breve marchará con su amiga a estudiar a la capital, descubre que su madre habla un idioma que en la época estaba considerado de la gente del campo. El director Josu Martínez es también profesor de ComunicaciónAudiovisual e investigador de la UPV y en 2013 descubrió una copia muda del documental 'Gure sor lekua', considerada la primera película rodada en euskera a finales de los años 50 y que hasta entonces se creía desaparecida.
«'Hitzak' habla de un conflicto entre generaciones. Para unas el euskera era algo relacionado con la tradición y el analfabetismo, algo a lo que había que renunciar para progresar. Pero la generación siguiente, que se interesó por la cultura vasca, se avergonzaba de no saber euskera. No hubo transmisión», explica Martínez, que rueda sus cortos en Saint-Étienne-de-Baïgorry con los habitantes del pueblo como actores.
Karla Crnčvić (Dubrovnik, 1989), que también ha pasado por la Escuela Elías Querejeta donostiarra, comienza su corto de carácter autobiográfico desplazándose por Google Earth hasta recalar en su pueblo de origen, Radovčć, en el extremo sur de la costa croata. Después contemplamos unas imágenes en vídeo, que entendemos que son del lugar justo después de la Guerra de los Balcanes, mientras una voz interroga al autor de las mismas, que ya no se acuerda demasiado. Un rótulo final nos proporciona la explicación: el padre de la directora cogió una cámara por primera vez hace 30 años con las que grabó el regreso a su casa tras la contienda. Ahora su hija las ha digitalizado en un oportuno recordatorio en esta Europa en guerra de lo que ocurre cuando callan las balas.
Txuspo Poyo, artista navarro de 59 años, continúa su proyecto cinematográfico en el que captura con su cámara lo que queda de los gabinetes pedagógicos de colegios religiosos, en los que animales disecados conviven con herbolarios y minerales. Poyo rodó este corto en los Escolapios de Roma, durante su estancia becado en la Real Academia de España. Arranca con el traslado en un furgón del esqueleto de una ballena capturada en 1843 en Groenlandia, después de que el inmueble haya sido vendido para edificar un hotel de lujo.
Ainhoa Olaso y Enara García debutan con un corto en euskera que obtuvo como proyecto el Premio Aukera el año pasado y que ha sido elegido para el catálogo de distribución Kimuak. Su protagonista es una chica de 22 años que busca el apoyo de una amiga para irse de casa porque no soporta a su madre. La presencia de Miren Gaztañaga no consigue levantar el vuelo de este ejercicio sin sentido de la elipsis, con idas, venidas y portazos, que confía todo a los diálogos y no deja nada a la imaginación del espectador.
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