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Euskera, castellano, rumano, inglés e italiano se escucha en los seis cortometrajes vascos que compiten en el Festival de Cine Documental y Cortometraje de Bilbao, que hoy arranca su 60 edición. En total, el comité de selección recibió 96 películas, con más documentales que ... obras de ficción y cinco piezas de animación que no fueron seleccionadas. Las seis películas optan, entre otros galardones, al Gran Premio del Festival (7.000 euros), el Gran Premio del Cine Vasco (6.000 euros) y los Mikeldi en las categorías de ficción y documental (5.000 euros).
Tres de los cortos están dirigidos por hombres y tres por mujeres. Cuatro son documentales y dos ficciones. La memoria sería el nexo común de muchos de ellos, interrogándose sobre un pasado del que extraer enseñanzas al presente. Casualidad: dos de las realizadoras recurren al testimonio de sus abuelas para conocer de primera mano vivencias de otra época. Los seis títulos se podrán ver este sábado en el auditorio de Azkuna Zentroa a las 17.30 horas.
Pier Paolo Pasolini escribió en 1972, tres años antes de morir asesinado, un artículo en el que utilizaba a las luciérnagas como metáfora de un mundo antiguo que se desvanecía. María Elorza se sirve de estos animales en extinción para trenzar «un diálogo» entre aquel texto y nuestros días. La realizadora vitoriana echa mano de su familia para pergeñar un documental de creación que contrapone futuro y pasado. Una niña juega con un bote que contiene estos insectos que desprenden luz; la abuela de la directora recuerda cómo capturaban de pequeños luciérnagas en Sopuerta y sus recuerdos de la guerra.
El resultado en un filme sugerente pero un pelín pretencioso, que encuentra sus mejores hallazgos en asociaciones como las del brillo de las luciérnagas en el campo y el resplandor de las pantallas de móvil en un cine. El polvo en suspensión que atrapa el haz de luz de un proyector también es una imagen evocadora de 'Aún luciérnagas', que ha sido seleccionado este año en el programa Kimuak, impulsado por la Filmoteca Vasca y el Instituto Etxepare, que lleva 20 años difundiendo el corto vasco. María Elorza no sólo se sorprendió de lo bien que daba su abuela en cámara: su relato sobre el fascismo y un mundo desaparecido coincidía con el ejercicio de memoria que realizó Pasolini.
El mejor corto vasco a concurso este año en Zinebi está rodado en Bucarest y dirigido e interpretado por rumanos. 'El regalo de Navidad', que cuenta con la participación de la productora bilbaína Mailuki, relata un suceso doméstico a partir del cual conocemos a la perfección el clima de delación y paranoia que reinó en la Rumanía de Ceausescu. 1989. Una familia prepara la Navidad coincidiendo con la sangrienta represión del régimen en Timisoara. El padre pregunta al hijo qué ha pedido en la carta a Santa Claus. Un bolso para la madre y que se cumpla el deseo que tantas veces ha oído en boca del padre: que muera el tirano.
Correr al buzón a recuperar la carta provoca una sonrisa helada en este retrato de una época gris de miedo y hambre, con unos actores estupendos y un gran dominio de la tensión. Muresanu, guionista de profesión, reconoce que hay «humor negro» en su obra. También advierte sobre la vigencia del mensaje. «Cuando rodé el corto hace dos años, no sabía que iba a resultar tan actual», comenta el director, que ha palpado la misma atmósfera que vivió en su adolescencia estos días en Turquía. «Al final ha resultado que no he hecho una película histórica, sino que habla de lo que ocurre en varios lugares de Europa. Pensé que iba a quedar muy local y resulta que es universal».
El benjamín de los directores vascos a concurso es un algorteño que estudió Comunicación Audiovisual en la UPV, batería del grupo Guda Dantza y fundador de un pequeño estudio de cine y televisión llamado Lapatx. Rodada en euskera, 'Azken Otsoa' arranca con un padre y un hijo a la caza del lobo que les diezma las ovejas. Cuando han abatido al que suponen el último ejemplar, resulta que siguen apareciendo animales muertos en el rebaño.
Un trabajo de fin de grado está en el germen de esta producción modesta, que se ve lastrada por el flojísimo trabajo de los actores. Cuando parece que el filme encauza una deriva propia del cine fantástico, estalla apresuradamente un violento final a lo 'Perros de paja'. Su autor asegura que el corto está inspirado en hechos reales que tuvieron que ver con una familia de ganaderos y el último lobo del País Vasco.
A Richard Sahagún solo le quedaba dirigir una película. Actor en cine, teatro y televisión (es el policía foral Zabalza en las adaptaciones al cine de la 'trilogía del Baztán' de Dolores Redondo), director de la compañía La Hacería y dramaturgo, el autor de 'Caballo/Dostoyevski' ha pasado de recordar el Otxarkoaga de la droga en el que creció a viajar a la sofisticada Toscana, para capturar con su cámara a los ricos y ociosos que viven rodeados de arte en palacios y caserones.
Suenan las 'Variaciones Goldberg' y recorremos estancias con obras de arte y estudios de artistas que tienen la fortuna de trabajar en una región bellísima donde el peso de la Historia se siente a cada paso. En uno de los palacios que muestra, Dante escribió 'La divina comedia'. «Yo solo he querido capturar lo que llamábamos 'momentos mágicos' en estos encuentros con amigos que se dedican a la cultura», explica Sahagún, que nunca antes había rodado nada. «Me he dado cuenta que me ha servido todo el bagaje que tengo de las otras disciplinas. Me he guiado por el cine que me gustaría hacer», asegura este inquieto creador, que ya tiene un corto de ficción en la cabeza, en el que poder ir más allá de este testimonio de unas gentes y un lugar sin demasiada chicha cinematográfica.
Educadora y realizadora, Maider Fernández Iriarte ganó el Gran Premio del Cine Vasco en Zinebi con 'Gure Hormek', un ensayo que contaba la evolución de las conquistas sociales de la mujer a través de las paredes en las que han vivido. Los modos del cine doméstico vuelven a estar presentes en 'Amor siempre', donde la directora se sirve de la técnica de la pantalla partida, tan en boga en los años 70, para contraponer a su abuela viuda de 82 años y a una nieta de 17. Si una ve fotos en blanco y negro, la otra cuenta su vida en Instagram; donde una habla de cariño la otra siente el vértigo del enamoramiento y el descubrimiento de la sexualidad.
La autora más veterana del lote es también la responsable de la pieza más críptica. 'It is all right here' se adscribe al subgénero de 'metraje encontrado', aunque se mueve en los territorios del videoarte y la videocreación. Las imágenes de una expedición académica a Groenlandia en 1986 se repiten en un bucle eterno junto a frases aleatorias que no parecen tener concordancia con lo que vemos. «En el filme confluyen mis dos intereses, la filosofía y el cine», defiende Sendagorta, que pone a prueba la paciencia del espectador con 18 minutos de película sin música y el grano del Super 8. «Cuando descubrí el material me empecé a preguntar qué decisiones de montaje había tomado la persona que la rodó, qué códigos se ponen en funcionamiento cuando tenemos una experiencia cinematográfica». Google Brain, el proyecto de investigación artificial del gigante de internet, también ha inspirado el ¿guión? de este corto reservado a valientes.
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