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El Ataria Berri del Casco Viejo tenía este martes muchos comensales a las 9.30 horas, todos ellos de punta en blanco. Los manteles estaban recién planchados -en la propia mesa por miembros del equipo de rodaje-, las copas destellaban, había un puñado de migas ... en el suelo y se mascaba la tensión. Faltaba poco para empezar a rodar una escena de la comedia 'La vida padre', que lleva dos semanas filmándose en Bilbao bajo la dirección de Joaquín Mazón. El actor ampurdanés Enric Auquer, caracterizado como Mikel (el chef vasco del local), mataba el tiempo repasando sus frases con los ojos cerrados. Los cámaras apuntaban en su dirección y los técnicos pedían silencio. En el bar Santa María, a pocos metros del set, no dudaron en apagar la radio y su dueño, Aitor Bustinza, salió de puntillas para no perder detalle, no sin antes dejar en la barra un surtido de pintxos a la brasa. El olorcillo despejó a los extras que esperaban su turno. Todo el mundo estaba listo para la acción.
Auquer no tardó ni dos segundos en meterse en el papel. Salió con las manos crispadas y una sonrisa tímida, tragando saliva, antes de acercarse a una mesa y preguntar al crítico gastronómico de marras -interpretado por Manuel Burque- si encontraba todo a su gusto. Sudaba angustia, bajo la piel de un profesional obsesionado por agradar a los más exigentes. Al actor catalán se le veía en su salsa y, en todo caso, cuenta con el asesoramiento del chef vitoriano Diego Guerrero de DSTAgE, un local del barrio madrileño de Chueca, que puede presumir de dos estrellas Michelin gracias a exquisiteces como el lomo de corzo con salsa de pan. O el helado de palomitas con algodón de azúcar.
«Estoy bien arropado. Hay nivel en este equipo. Además, ¡me encanta la cocina!», confesaba Auquer, al poco de terminar su escena, liarse un pitillo y fumárselo a toda velocidad. Tiene 33 años y está en racha, pese a la pandemia. Todavía le dura la resaca del Goya al actor revelación por su actuación como narco gallego en 'Quien a hierro mata'. Ahora su personaje es un cocinero vasco y bien podrían adjudicarle la próxima vez la de torero andaluz... «Ja, ja, el trabajo siempre es bien recibido. ¡Que venga lo que venga!», recalcaba entre toma y toma.
Megan Montaner aparece como el contrapunto femenino en el papel de Nagore, la doctora que trata a Juan (Karra Elejalde), un cocinero tradicional, de sidra y chuletón, que lleva 30 años sin ver a la familia. «Sufre de amnesia y, para más señas, es el padre del chef que interpreta Enric. El pobre se encuentra con un Bilbao que no reconoce», detallaba la actriz oscense, durante una pausa. Muy sonriente bajo la mascarilla, se siente a sus anchas en el Botxo. Su pareja es de aquí y conoce bien la Villa. Le hace ilusión participar en un filme que enfrenta la estampa de la ciudad de 1990 con la de 2021.
«Es una comedia con varias lecturas, sobre el tiempo y las relaciones», reflexionaba, al tiempo que el rodaje se ponía de nuevo en marcha. Maribel Salas y Lander Otaola rondaban por ahí. Son la madre y el hermano del joven chef. Mientras tanto, Karra Elejalde, al que los responsables de vestuario no cambian de ropa (el mismo jersey deshilachado de hace semanas), observaba todo con gesto reconcentrado. Rumiando su personaje. Un cocinero que busca un Bilbao gris que no existe. Eso sí, probablemente no tarde en descubrir que los chuletones no han desaparecido del mapa. Los clásicos no pasan de moda.
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