Una oda al ritual del cine, así fue la jornada de inauguración del Zinemaldia

La inauguración del 67º Festival de Cine de San Sebastián llegaba con 'Blackbird' como película que daba el pistoletazo de salida a nueve días de cine. Un auténtico drama familiar sobre la eutanasia que ya en el pase de la mañana había dejado el patio de butacas lleno de lágrimas y el cuerpo de los asistentes para poca fiesta.

Pero por suerte para Cayetana Guillén Cuervo y la actriz donostiarra Loreto Mauleón, la proyección del filme era posterior a la ceremonia que debían presentar y las cerca de dos mil personas que llenaban el Auditorio del Kursaal asistieron con la expectación de quien acude a una obra de teatro. A dejarse sorprender.

La expectación por saber el estilo de la gala despertaba curiosidad. Más aún cuando el sarcasmo y la autocrítica reinaron en la ceremonia inaugural de la pasada edición. Aquello cogió de improviso a un público que se debatió entonces entre quienes agradecieron los nuevos aires y los detractores que no vieron con buenos ojos el toque rompedor que habían querido aportar los guionistas Borja Cobeaga, Diego San José y Borja Echevarría.

Para esta edición el Festival había querido repetir ese concepto de gala 'de autor', pero pasando el testigo a Borja Crespo, que buscó la compañía de Susana Fernández y de nuevo de Borja Echevarría para echar marcha atrás, recuperar un formato más formal y elaborar una presentación «tranquila, serena y elegante» en palabras de Guillen Cuervo.

El mensaje de arranque quedó claro. Disfrutar del cine no es tener el móvil a mano para curiosear el whatsapp cada cierto tiempo. Disfrutar del cine, reiteraron las dos presentadoras, es «el ritual de dejarse hipnotizar, aislados del mundo. Y eso es además una muestra de respeto a los creadores».

Apenas daban las 21.10 horas de la noche y la escaleta marcaba que era el momento de que la Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica (Fipresci), en la que participan medio millar de críticos y periodistas de prestigio de todo el mundo, hiciera entrega de su Gran Premio a la que consideran la mejor película del año pasado, 'Roma', de Alfonso Cuarón. «Porque la labor del crítico va más allá de poner cuatro estrellitas en una página de internet, sino que requiere de un aprendizaje continuo», recordó la actriz donostiarra. El director mexicano no pudo asistir a la gala, pero en su lugar recogió el galardón la productora Gabriela Rodríguez, que agradeció el apoyo que ha recibido el largometraje y que «entre todos han conseguido que esta historia trascienda más allá de las salas de cine».

Borja Crespo ya había avanzado que la ceremonia inaugural iba a ser una reivindicación del cine de género. ¿De cuál? De todos. Pero especialmente de aquellos que, dice, no suelen ser bien acogidos en los festivales de cine. Por eso, el Festival ha querido dedicar en su ceremonia inaugural un espacio para repasar algunos de los grandes éxitos de la historia del séptimo arte.

Con la comedia aparecieron 'Los Javis' -Javier Calvo y Javier Ambrossi- quienes recordaron que aunque «parece fácil hacer reír, no hay nada más trágico que una comedia que no hace reír a nadie». Y advirtieron de que «va siendo hora de tomarse este humor en serio».

La directora y actriz Leticia Dolera representó el thriller, un género del que explicó que «no solo desvela un misterio, sino que una investigación nos puede llevar a descubrir verdades incómodas y todas las sombras que habitan en nosotros». Un repaso a las películas de cine fantástico y de terror que se proyectarán durante el Zinemaldia llegó de la mano del director vasco Paul Urkijo, pero también se habló del cine social, del cine de autor vasco, del drama político y de la fusión de géneros que «ha dado pie a obras maestras».

Desde luego el Jurado Oficial ayer se mostró dispuesto a disfrutar «con los sueños de otras personas, porque eso es el cine», dijo Neil Jordan en el escenario junto a su equipo formado por Katriel Schorya, Bárbara Lennie, Lisabi Fridell, Pablo Cruz y Mercedes Morán, «porque el cine con un móvil en la mano, no se disfruta de la misma manera».