Las películas familiares en euskera animarán los domingos en los cines de Euskadi

«Estamos satisfechos con la iniciativa. Es una manera de captar nuevos públicos. Poco a poco se tiene la sensación de cierta normalidad, ya se puede comer en las salas y la seguridad, como siempre, se cuida muchísimo. El aforo se limita al 50%, no bajamos la guardia, pero seguimos en la brecha», se congratula Benegas, pese a que el balance del sector en 2020 es demoledor. Las salas vascas acumularon pérdidas de 10 millones de euros con respecto al año anterior y el número de espectadores se desplomó un 65%. Un porcentaje que, con todo, es mejor que el estatal, porque «en el resto de España es posible que la caída de público haya llegado al 80%». Está claro que llevará su tiempo reparar los estragos económicos y estructurales que han dejado muy tocado al sector: «Los cines no son como los bares. La recuperación será lenta. No se trata de abrir y ya está».

Benegas es gerente del circuito Areto, que abarca 60 locales muy repartidos, desde Durango a Tenerife, y no se le escapa ningún detalle. Sabe que la libre movilidad no redundará en largas colas delante de las salas. Todo lo contrario. «Mayo nunca ha sido un buen mes para el cines. Por una razón muy sencilla: las comuniones y finales de fútbol copan el interés de la gente; además, con el buen tiempo, muchos se van al monte o la playa. Meterse en una sala, por regla general, no es la prioridad en estos momentos», admite el presidente de EZAE. La remontada llega habitualmente a finales de junio, cuando hay más tiempo libre, filmes nuevos y horas de luz.

«Ahí nos desquitamos. Y espero que esta temporada no sea una excepción. Ya tengo previstos estrenos taquilleros, como 'Operación Camarón', las últimas de 'Fast & Furious' y 'Peter Rabbit', '¡A todo tren! Destino, Asturias', de Santiago Segura...». Para entonces le interesaría que los horarios fueran otros. En la actualidad las salas tienen que cerrar a las diez, de ahí que la última sesión no pueda ofrecerse más tarde de las ocho y media. Una medida a la que Benegas no le ve sentido: «Ojalá nos dejaran echar la persiana a las doce de la noche. ¡No sé por qué lo prohíben! A esas horas, digo yo, ¿no es más seguro que la gente esté en una sala que en la calle?».