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¿ETA ha dejado de ser veneno para la taquilla? El mantra que alejaba a los productores de historias sobre el pasado reciente del País ... Vasco ha saltado por los aires gracias a 'La infiltrada', cuyo éxito ha desbaratado todas las previsiones. Estrenada el pasado 11 de octubre con 380 copias de la mano de una distribuidora independiente, Beta Fiction Spain, la quinta película de Arantxa Echevarría lleva más de cinco semanas entre las más vistas y ha alcanzado los 7 millones de euros de recaudación. Si supera como es probable que lo haga los 8,2 millones de la comedia 'Ahora o nunca', de María Ripoll, la bilbaína se convertirá en la directora española más taquillera de todos los tiempos.
'La infiltrada', que no llegará a Movistar hasta febrero, ha conquistado a todo tipo de públicos y acaba de arrasar en los Goya con 13 nominaciones. Entre ellas, mejor película. Su gran baza es una historia real poco conocida: la odisea de Aranzazu Berradre, nombre ficticio de la única policía nacional que en los 90 logró infiltrarse en ETA durante ocho años, jugándose la vida a diario para obtener información que condujo a la desarticulación del comando Donosti. Una cría de 20 años de Logroño reclutada para una misión suicida en la Academia de la Policía en Ávila, que trabajó de camarera en la Herriko Taberna de la Parte Vieja de San Sebastián y que acabó acogiendo en su piso de la calle Urbieta a dos sanguinarios etarras, Sergio Polo y Kepa Etxebarria.
No es habitual que un thriller cueste 6 millones de euros ni que se lo confíen a una directora. Arantxa Echevarría escribió el guion junto a Amélia Mora. Como productoras encontramos también a dos mujeres: María Luisa Gutiérrez y Mercedes Gamero. Una montadora, Victoria Lammers, y una diseñadora de vestuario, Teresa Mora. Y al frente del reparto, una actriz, Carolina Yuste, a la que la directora descubrió y brindó el Goya con su debut, 'Carmen y Lola'.
«En 2016 ya contaba esta historia y llamaba la atención», recuerda María Luisa Gutiérrez, asociada a Santiago Segura en la productora Bowfinger. «Queríamos una película comercial basada en hechos reales. No nos costó ningún trabajo que entraran Antena 3, Movistar y ETB. Sabíamos que la película iba a funcionar». La productora reconoce que la fecha de estreno se eligió por su cercanía al Festival de San Sebastián, pero el certamen no seleccionó un filme rodado en la ciudad, que cuenta una historia que también sucedió allí.
Una gigantesca lona promocional que ocupaba toda una fachada junto al teatro Victoria Eugenia, con el rostro de Carolina Yuste en una diana, promocionó la cinta durante los diez días que duró el Zinemaldia. «Sabíamos que iba a pasar toda la industria por allí», apunta Gutiérrez. «Era una imagen provocadora que generó mucho runrún. A lo mejor no estar en el festival alimentó las especulaciones e incluso forma parte de lo bien que está funcionando», aventura.
El boca-oreja, añade, resulta fundamental. «Se ha convertido en un fenómeno, solo nos llegan comentarios positivos. Teníamos miedo de que no funcionara en el País Vasco y ha ido fenomenal. A la Policía le encanta, a las víctimas del terrorismo... Por eso la película no decae». Si el público maduro conoce el contexto histórico, el joven se queda con la parte de thriller y sale del cine con la curiosidad de indagar en la historia de Euskadi. «El código de la película es un thriller y por eso funciona. No me atrevería a decir que lo hace porque habla de ETA. Tiene todos los elementos para ser comercial y a la vez dejar el poso de que hay cosas que no hay que olvidar», admite su productora.
'La infiltrada' contiene una escena brutal que Arantxa Echevarría quiso incluir para demostrar el peligro al que se enfrentaba la protagonista, para dejar claro quiénes eran los verdugos y quiénes las víctimas. El asesinato de Gregorio Ordoñez en 1995 se rodó en el mismo bar y la misma mesa donde ocurrió, La Cepa, en la Parte Vieja. «¿No es ese Txapote?», se escucha antes de que veamos la cabeza destrozada del político del Partido Popular y la sangre que salpica a los comensales. Impacta la virulencia y explicitud de las imágenes. «Retrata la crudeza de lo que ocurría», confirma Gutiérrez. «Una película que honra el esfuerzo silencioso de quienes, con su entrega y valentía, ayudaron a desmantelar el terrorismo de ETA», han agradecido las víctimas de COVITE.
Por su parte, Mercedes Gamero tuvo la sensación desde el inicio de que la película gustaba. «Mi socio ,Pablo Nogueroles, me dijo que íbamos a celebrar una comida cuando hiciera 8 millones. Y mira». La productora destaca la importancia «del momento histórico y la coyuntura social» en el que se ha estrenado una cinta «basada en testimonios reales». «Evidentemente es una ficción, pero está basada en la realidad», matiza. «La película se la enseñamos a la familia de Gregorio Ordóñez y a los policías que lucharon contra ETA. Su aprobación nos dio tranquilidad».
–¿Esperaban estas cifras?
–Ha sido una sorpresa. Si supiéramos cuál es la varita mágica para llevar público a las salas todos la utilizaríamos. No sabíamos si el tema de ETA iba a echar para atrás. Cuando vimos que el boca-oreja funcionaba fue mágico.
–Hoy es una hazaña permanecer semana tras semana en salas.
–A ver qué ocurre en Navidad. Los exhibidores han hecho un esfuerzo por mantenerla, pero cuando les deje de funcionar ya veremos.
–¿Cuál es la clave de su éxito?
–Llama la atención una historia real poco conocida y creo que ha pasado el tiempo suficiente como para hablar de ETA sin que las cicatrices se vuelvan a abrir. Yo recuerdo ver en televisión el atentado a Irene Villa. Eso me marcó muchísima de pequeña. La película también funciona porque es un thriller más de personajes que de acción.
–¿ETA ya no es veneno para la taquilla?
–Obviamente. 'Patria' y 'Maixabel' funcionaron estupendamente y nos han ayudado. Ya no es un tema tabú.
–Luis Tosar bien grande en el póster habrá ayudado.
–Ja, ja. Luis siempre ayuda en todo. Es un tío muy generoso. A pesar de estar rodando de noche con Calparsoro se volcó en la promoción.
–¿Quedan historias por contar sobre la violencia en Euskadi?
–Sí. 'La infiltrada' no es la película definitiva sobre ETA, es el punto de vista de una policía. Queda mucho por contar y no me importaría volver en el futuro sobre ello. Todavía falta esa película sobre el conflicto que te haga decir: he comprendido qué pasaba allí.
–Viendo estas cifras no sé si es tan importante estrenar en el Festival de San Sebastián.
–Sinceramente, para mí habría sido importante emocionalmente, pero al espectador yo creo que le da igual. Me hubiera encantado ir a San Sebastián con 'Carmen y Lola' y 'Chinas'. No ir con 'La infiltrada' duele.
–¿Con qué está ahora?
– Ruedo en marzo una comedia negra con Hugo Silva y Susi Sánchez, 'Cada día nace un listo'. Trata sobre cómo nos buscamos la vida para llegar a fin de mes ganando 1.200 euros.
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