![«Esta película me ha ayudado a superar la depresión tras la muerte de mi hermano»](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202201/21/media/cortadas/muguruza21-kmMH-U16060734459508H-1248x770@El%20Correo.jpg)
![«Esta película me ha ayudado a superar la depresión tras la muerte de mi hermano»](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202201/21/media/cortadas/muguruza21-kmMH-U16060734459508H-1248x770@El%20Correo.jpg)
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alberto moyano
Viernes, 21 de enero 2022, 00:33
Cuatro años después de 'Black is Beltza', el músico y ahora también cineasta Fermin Muguruza (Irún, 1963) trabaja en la segunda y última entrega de la serie, 'Black is Beltza II: Ainhoa', protagonizada por la hija vascocubana de Manex. Muguruza reconoce que el fallecimiento de ... su hermano Iñigo en septiembre de 2019 le sumió en una crisis de estrés postraumático que desembocó en una depresión. «La muerte de Iñigo me provocó un desapego e incluso un desprecio por la vida, cuando siempre he sido un vitalista. Hacer esta película me ayudó a superar esa depresión». La cinta llegará a los cines el 30 de septiembre.
- ¿Qué aprendió en el proceso de realización de la primera?
- Siempre he estado muy bien asesorado. Me quedaría con la frase de Juanba Berasategi con la que terminaba 'Black is Beltza': «La animación es un ejercicio de resistencia». Su fallecimiento me impactó mucho porque fue alguien que me dio muchos consejos. Vengo de la escuela de John Lennon, que quería hacer canciones como periódicos. Si hay un tema sobre el que quiero hablar, al día siguiente escribo la canción y luego la grabo, como pasó con 'Sarri Sarri'. El cine de animación no tiene nada que ver: tres años para sacar el cómic, cuatro para la película. Casi ocho años en total. 'Black is Beltza II' son otros cuatro años de tu vida plenamente dedicado al proyecto. ¿Haría una nueva película teniendo en cuenta mi edad y hasta dónde voy a llegar? La medición del tiempo cambia completamente.
- ¿Y qué le empujó al final a realizar una nueva entrega?
- Ahí está la muerte de mi hermano (Iñigo, fallecido el 5 de septiembre de 2019). De repente, yo tenía una misión, que era contar qué ocurría en 1988, darle vida a Iñigo a través de la animación y dedicarle la película. Lo que más me ha ayudado en todo el sufrimiento que he tenido que ir superando ha sido poder ir haciendo esta película en paralelo. Le llamé a Gorka Otxoa para decirle que toda la cuadrilla habíamos decidido que fuera él el que le pusiera la voz al personaje de Iñigo.
- ¿Le ha servido el trabajo de catarsis para superar el dolor?
- Sí, porque 2019 es un año durísimo. Tres semanas antes de la muerte de Iñigo, eran las fiestas aquí en Mosku -barrio de Irún- y estábamos con la historia de Mikel 'Anestesia', al que le habían encontrado un cáncer con un pronóstico de tres meses de vida. Entonces, nos juntamos el resto de Negu Gorriak, e Iñigo era el que más nos animaba a mandarle fotos a Mikel. Yo tenía previsto hacer una gira en 2020 para reivindicarme como un trabajador de la música con una trayectoria y decir: «Éste es mi repertorio, desde que empecé hasta ahora». Lo que no iba a hacer era juntar a Kortatu, como nos propuso una promotora a comienzos de 2019.
- Y llega la muerte de Iñigo...
- Llega la devastación total. El 17 de diciembre -día de su cumpleaños- le hacemos un homenaje en Bilbao y nos juntamos los cuatro, pero somos despojos porque estamos destrozados. Tocamos seis canciones -el concierto fue en el Kafe Antzokia-. Ese momento lo veo como una celebración de la vida porque la gente enloqueció. Fue una maravilla, pero los días 5 de cada mes me da como un golpe terrible. Y el 5 de marzo, que parecía que arrancaba de otra manera, llegó el encierro, un desastre en el que a mí me diagnosticaron estrés postraumático. Sientes un desapego con la realidad que dentro de la propia casa me mareaba y me caía. Cada uno ha vivido su propio infierno en esta pandemia y el mío ha sido una travesía en el desierto, pero, de repente, la creación te motiva. El proceso creativo de esta película ha sido lo que me ha ido curando. El trabajo impedía que me derrumbara.
- Sufrió depresión.
- Sí, la muerte de Iñigo me provoca un desapego e incluso un desprecio por la vida, cuando siempre he sido un vitalista, un defensor del 'viva la vida'. Hacer esta película me ayudó a superar esa depresión. Fue importantísimo.
- En 'Black is Beltza' las voces corrían a cargo de un importante elenco de actores. ¿Con quiénes cuenta en esta ocasión?
- A las protagonistas les han dado vida Maria Cruickshank e Itziar Ituño. Hemos contado también con voces del calibre de Antonio de la Torre, Ariadna Gil, Darko Peric y todo el elenco vasco: Ramon Agirre, Eneko Sagardoy, Miren Gaztañaga, Maite Iturbe, Gorka Otxoa, Manex Fuchs... La banda sonora saldrá en un doble vinilo y es muy potente: la música la ha hecho Mursego, pero incluirá canciones de Kortatu, RIP, Cicatriz, Barricada y también una de los Pogues, que me hacía especial ilusión porque era uno de los grupos favoritos de Iñigo.
- ¿'Black is Beltza II' complementa el relato de 'Maixabel'?
- En el sentido de que aquí no va a existir un relato único, eso es imposible. Tiene que ser un abanico de muchos relatos, que debemos ser capaces de respetar. El que cuenta 'Maixabel' es muy interesante, pero aquí hay otro también, el que hemos vivido nosotros.
- La faceta musical la tiene un poco parada...
-¿Sabe lo que ocurre? La última vez que me subí al escenario fue el 17 de diciembre de 2019 con motivo del homenaje a Iñigo y dos años después siento un vértigo y un alejamiento de los escenarios. Veo mis conciertos y no es que no me reconozca, pero no me siento ahora con esa fuerza.
- Este año cumple 25 de carrera en solitario. ¿Es un superviviente?
- Sí. Sí, sí... Estamos muy pocos. Yo ahora me junto con la cuadrilla de Iñigo porque el sida mató a toda la mía. Y esa sensación de superviviente se agudiza cuando muere Iñigo. Antes habían fallecido Amaia Apaolaza, mi mánager personal de toda la vida; el director de fotografía Jordi Abusada, con el que viajé durante cuatro años por todos los países árabes; mi madre muere con alzhéimer... El estrés postraumático me produjo unas secuelas en el aparato digestivo que me han tenido seis meses en tratamiento. Ahora parece que me he curado. Así que sí, me siento un superviviente, pero eso hace que te veas un poco fuera de lugar.
- Parece que hay una revisión del rock radical vasco. ¿Qué le parece el documental que emitió ETB hace unos meses?
- Lo llamaría el intento de imposición de un único relato. Ese documental fue claramente una de las piezas de ese intento de decir: «Esto es lo que ocurrió». Hay una batalla del relato, pero cada uno debe contar el suyo.
- Mirando hacia atrás, ¿hace algún tipo de autocrítica? Igual piensa «esto no debí decirlo» o «esto no debí cantarlo»...
- No, no. Hago autocrítica constante de todo lo que hago, de lo que hice o dije la noche pasada, pero la trayectoria es lo que hay y estoy atravesado por el contexto, que es lo que explica lo que he hecho en cada momento. He sido un cronista de mi época. He intentado contar una realidad que no tenía que ver con la versión oficial.
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