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Soñaban con hacer cine cuando no existían YouTube ni las redes sociales. Coincidieron en las aulas de Bellas Artes y Comunicación Audiovisual de la UPV y rodaron sus primeros cortos en formatos que hoy suenan a arqueología de la imagen, como el betamax y el VHS. La Asociación Caóstica y Zinebi reunieron en la noche del miércoles a un grupo de cineastas cuarentones que han cumplido sus sueños profesionales y, pese a todo, siguen siendo amigos. La inmensa mayoría vive y trabaja en Madrid.
Nacho Vigalondo, Koldo Serra, Haritz Zubillaga, Borja Crespo, la productora Nahikari Ipiña y el colectivo Sra. Polaroiska (Alaitz Arenzana y María Ibarretxe) se subieron al escenario de la Sala BBK para defender sus primeros trabajos en una sesión bautizada 'Yo empecé pelando gambas'. Cintas rescatadas del camarote trufadas de humor y amor por géneros como el gore, en las que ya apuntaban maneras. Faltó Borja Cobeaga, donostiarra que se vino a Bilbao a estudiar, quien rueda estos días una serie para las pujantes plataformas de streaming, al igual que Vigalondo, Crespo y Serra.
En aquellos cortos todos hacían de todo y el catering podía consistir en una tortilla de patata cocinada por la madre del director. «No nos hemos deteriorado mucho. Seguimos trabajando juntos veinticinco años después y eso es muy fuerte», constató Vigalondo, que rescató 'Tomar algo por ahí y eso', una gamberrada de 1998 rodada en su Cabezón de la Sal natal, claro antecedente de '7'35 de la mañana', el corto que le llevó a los Oscar en 2004 y le salvó de ser hoy «un youtuber cuarentón».
El getxotarra Koldo Serra se pasó hace poco por la UPV y descubrió que en sus paredes todavía siguen los manchurrones de sangre falsa de 'Photomaton. The Avenger', el corto que rodó en 1995 con Borja Crespo en el rol estelar de psicópata. «Me hice amigo de Borja porque él tenía una cámara; él hizo lo propio conmigo porque yo tenía un ordenador», descubrió el autor de 'Gernika' y '70 binladens', quien recordó a Patxi Urkijo, el profesor de Bellas Artes que les aglutinó, presente en la proyección: «Fueron unos macarras que no venían a clase, en vez de exámenes me pasaban los cortos», regañó cariñoso Urkijo.
Borja Crespo estaba en aquella época fascinado por 'La matanza de Texas'. Dibujaba cómics, editaba fanzines y convenció a su cuadrilla de Algorta para que apareciera en una «caspa loca» como 'El Trivial exterminador' (1993), rodada en casa de los padres con las vísceras y tripas de la carnicería del barrio. El colaborador de EL CORREO fue el primero en irse a Madrid a buscarse la vida y recibir después a los demás. Como Borja Cobeaga, que en 'Cupido es áspero' (1999) ya practica ese humor incómodo de 'Negociador', con el retrato de un joven enamorado de la anciana a la que cuida.
«Todos teníamos en aquella época muchísima energía. Hablábamos de cine y discutíamos todo el tiempo, la uni fue como un debate electoral que duró cuatro años», rememoró Haritz Zubillaga. El director de 'El ataúd de cristal' rescató 'Autoestigma' (1999), un corto escrito por Nacho Vigalondo, con Borja Cobeaga como auxiliar de producción y Nahikari Ipiña de script. «Nuestras intenciones siguen siendo las mismas que entonces», reconoció Zubillaga, algo que confirmaron Alaitz Arenzana y María Ibarretxe, Sra. Polaroiska, que siguen «haciendo el macarra» como en 1999, cuando rodaron en Súper-8 'Tú y yo', experimento que mezcla 'bondage' y 'pin-ups' de los 50.
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