Pedro Olea y Javier Botet recibirán el homenaje del FANT

A Olea le ha gustado el cine fantástico desde crío. Atesora una completísima colección de DVD con filmes de terror y, según confesión propia, le divierten hasta las películas malas. El Festival de Sitges le concedió hace unos años un premio por su contribución al género. Ahí está 'El bosque del lobo' (1970), un clásico del cine fantástico español por su original tratamiento de una historia terrorífica, cercana al estudio antropológico, que trata de indagar en una mente criminal. Uno de los mejores papeles de José Luis López Vázquez en la piel de un buhonero al que persigue el estigma de asesino.

'Akelarre' (1984) fue uno de los mayores éxitos del floreciente y fugaz cine vasco con su recreación de la quema de brujas en laNavarra del siglo XVII. Al fantástico también pertenece 'La casa sin fronteras' (1972), con un sórdido Bilbao y la denuncia de una secta en la que muchos vieron al Opus Dei. La película para televisión 'La leyenda del cura de Bargota' (1989) y hasta 'No es bueno que el hombre esté solo' (1973), con un inquietante López Vázquez conviviendo con una muñeca en su caserón de Algorta, han demostrado la querencia del veterano director por el género.

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Por su parte, Javier Botet (Ciudad Real, 1977) es uno de los actores españoles más singulares y con más presencia internacional. Ahí es nada figurar en los créditos de 'REC', 'Mamá', 'La cumbre escarlata', 'Expediente Warren: El caso Enfield', 'El guardián invisible', 'Alien: Covenant', 'La momia', 'It', 'Insidious: La última llave', 'El Hombre del Saco' y 'Juego de Tronos'. Su gran arma es su peculiar físico, que le brinda la posibilidad de transformarse en todo tipo de criaturas monstruosas, incluida la niña Medeiros del primer 'REC', la película que le lanzó a la popularidad entre los amantes del fantástico.

Botet sufre la misma enfermedad de Abraham Lincoln, el Síndrome de Marfan, que le fue diagnosticada a los cinco años y se caracteriza por el crecimiento inusual del cuerpo. Afecta a una entre 10.000 personas. Alto y delgado –mide dos metros y pesa 56 kilos–, sus articulaciones poseen una flexibilidad que, con ayuda del maquillaje y los efectos especiales, hacen que se lo rifen los directores de cine de terror. En los últimos tiempos también actúa sin caracterizaciones en comedias inclasificables, como 'Camera Café, la película' y 'El fantástico caso del Golem'.

FANT proyectará asimismo una treintena de cortometrajes distribuidos en diferentes secciones: la oficial, con presencia de títulos internacionales; Fant Laburrean-Euskal Filmak, con una docena de producciones locales, cuatro de ellas en euskera; y Panorama Fantástico en Corto.