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Alberto Moyano
Lunes, 30 de septiembre 2024, 07:42
El director del Zinemaldia, José Luis Rebordinos (Rentería, 1961), considera que esta edición ha sido la mejor de las catorce que ha dirigido. Contento, aunque « ... muy cansado», Rebordinos adelanta ya que el presupuesto de 10,4 millones está cubierto, que la venta de entradas ha aumentado en torno al 10% y que con la lista de invitados que ha tenido este año «hubiéramos podido hacer dos festivales». Lo atribuye a los efectos de la huelga del año pasado y a la suerte. Y relata que cuando se acercó a la protesta del Pacma contra la proyección de la triunfadora 'Tardes de soledad', «le pedí que fuera a verla a la persona que me había escrito para que la retirara. Y lo hizo al día siguiente».
– Desde el respeto a la soberanía de los jurados, ¿cómo ve el palmarés?
– Bien, tengo que responder siempre que diga lo que diga el jurado, me parece bien. Los traemos para eso, para que elijan lo que más les gusta y a partir de ahí, me parece estupendamente.
– En todo caso, no parece un palmarés que despierte grandes disidencias.
– No, yo por lo que veo y leo a la crítica, algunos echarán de menos las películas de Mike Leigh ('Hard Truths ') y de Costa-Gavras ('Le dernier souffle'). Quitando eso, las premiadas son las que más sonaban para la crítica internacional.
– Precisamente, hubo una concentración en protesta contra 'Tardes de soledad', la película ahora ganadora del Festival y usted se acercó. ¿Cómo fue ese encuentro?
– El Pacma nos pidió que retiráramos la película, pero siempre fueron muy educados. Cuando vi la concentración –y es parte de su derecho–, me acerqué a la persona que me había escrito y le dije que no podía aceptar que me pidiera que censurase una cinta. Le pedí que viera la película, aceptó y fue al día siguiente. Aún no sé qué le pareció, quedamos en hablar después del Festival.
– ¿Cómo valora esta edición en el conjunto de sus catorce años como director?
– Yo creo que ha sido la más potente de todas. Por un lado, la Sección Oficial ha tenido más nombres consagrados que nunca y por otro, porque objetivamente, la presencia de actores y directores ha sido la más fuerte. Aquí ha habido un día que teníamos a Franco Nero charlando con Charlotte Rampling y Ángela Molina, en las escaleras a Monica Bellucci y Tim Burton, y en el otro lado, Andrew Garfield. Ese mismo día estaban Pedro Almodóvar, Tilda Swinton y Pamela Anderson. Con eso ha habido años que hubiéramos hecho dos festivales. Con Tim Burton ya hemos sembrado porque queremos que vuelva.
– ¿Por qué se ha producido esta afluencia de estrellas?
– Se han juntado dos cosas. Por un lado, la huelga de actores del pasado año hizo que muchas producciones no llegaran a Cannes, sino que se acabaran en la segunda mitad del año, con lo cual Venecia y nosotros hemos tenido más para elegir. Y por otra parte, que ha habido suerte.
– Le iba a comentar que si en otras ocasiones atribuimos las ausencias al infortunio, algún papel habrá jugado este año la fortuna...
– Totalmente. No hemos trabajado mejor, sino exactamente igual que cualquier otro año, lo que pasa es que a veces coincide que algunos invitados no pueden venir. Fíjese, este año nos ha costado completar el jurado y sin embargo, hemos tenido estrellas todos los días.
– ¿Cuesta más cada año conformarlos?
– El problema es que cada vez hay más rodajes de series, que ocupan mucho tiempo, y cuando el artista queda libre, quiere estar con su familia y sus amigos. Este año hemos tenido confirmados a varios presidentes de jurado que sucesivamente se nos han ido cayendo y por eso al final, han sido seis en lugar de siete. ¿Qué nos pasa? Que nunca sabes cuándo ir cerrando el jurado, si en abril o en junio. En el primer caso, para septiembre se te pueden haber caído y en el segundo, puede ser demasiado tarde.
– Ha llamado la atención la cantidad de películas que se han acercado, desde distintas perspectivas, a la recta final de la vida y a la muerte.
– Sí. Diría que en la Sección Oficial ha habido dos líneas muy claras: uno, el cine de género. Hemos tenido un musical, una comedia, una de terror y un thriller oscuro. Y también películas sociales, como 'On falling' y otra línea dedicada a los mayores. Y creo que es un reflejo de una sociedad cada vez más envejecida porque vivimos más y el cine es un reflejo de la sociedad y se ocupa de esas cuestiones. Nos preocupa también la pobreza, que ya no sólo afecta a la persona que no tiene trabajo o que ha quedado excluida. No, no: es alguien que trabaja, pero que con lo que le cuesta el alquiler, el agua y la luz, el día 20 de cada mes ya no tiene para comer. Eso está pasando. Colaboramos con el Banco de Alimentos y nos lo cuentan.
– Y otro vector que atraviesa el cine actual es el de la denuncia del acoso sexual y los abusos, como hemos visto en 'Querer' o en 'Soy Nevenka'.
– Después del 'Me Too', es un tema que se ha puesto sobre la mesa. Cada vez que pones el Telediario y ves que han matado a otra mujer es tremendo. Quizás antes mataban a más, pero no nos enterábamos. Y hay una cosa más bonita: la salida tras el pase de 'Soy Nevenka' quizás sea la mayor ovación y con más gente que he visto en 29 años que llevo trabajando en el Festival. Quince minutos, tuvimos que decirles que saliéramos poco a poco porque de lo contrario, ahí seguíamos todavía. Me pareció un momento muy político porque mostraba la solidaridad con esa mujer, a modo de reparación, y también por el hartazgo que la gente mostraba hacia estos comportamientos.
– ¿Esta mezcla de nombres consagrados y estrellas emergentes es definitivamente el modelo que ha de adoptar el Zinemaldia?
– Siempre decimos que nos gustan mucho los nuevos directores. Si soy sincero, quizás debiera haber habido alguna opera prima más a competición en la Sección Oficial.
– Pero ya tiene para eso la sección de New Directors...
– Sí, pero una película como 'On Falling' no hubiera lucido ni la mitad en una sección como Nuevos Directores y sé que ya hay gente interesada en producirle a Laura Carreira su próxima película porque ha salido de aquí como un tiro.
– Decía Almodóvar que su Premio Donostia ha cerrado un círculo en su relación con el Zinemaldia. Una relación que no siempre ha sido fácil, ¿no?
– Le ofrecimos el Premio Donostia hace unos años, pero por distintas circunstancias no aceptó. Y este año, se lo volvimos a ofrecer y nos respondieron muy rápido que sí quería. Y sé que se ha ido feliz porque creo que es consciente de que en los círculos cinematográficos se le quiere mucho, pero pienso que no sabía que el cariño de la gente de San Sebastián iba a ser tan grande. Estaba realmente impresionado por cómo le recibía la gente en todos los sitios. La gente de a pie quiere a Pedro.
– También queda para la historia del Festival la primera visita de un presidente de Gobierno.
– No sé si Franco venía. Y Rajoy vino, pero como ministro. Han estado cuatro ministros, una vicepresidenta y el presidente, cuando normalmente viene el ministro de Cultura. Lo valoro positivamente porque quiere decir que el Festival interesa y mucho, y que el presidente de Gobierno venga es un espaldarazo para el Zinemaldia. No podemos más que estar agradecidos.
– En cifras preliminares, ¿cómo ha ido la taquilla?
– Vamos a aumentar en número de espectadores y en recaudación bastante. Calculo que en torno a un 10% más que el año pasado en taquilla.
– Incontestable el éxito de la retrospectiva 'Italia violenta'.
– El ciclo era muy apetecible, lo ha coordinado Felipe Cabrerizo, que es un crack tanto en las presentaciones como en sus intervenciones en la red. Y su libro es buenísimo, de los mejores que hemos sacado. Ya le estoy pidiendo que me haga más propuestas.
– No estrictamente festivalera, pero una de las imágenes de la edición es la de Johnny Depp en el Hospital Donostia.
– El Festival colaboró en esa visita porque para él los niños son sagrados y nunca va a decir que no. Insisto: en lo que yo le conozco, es una persona de una ternura infinita.
– ¿Peligran las proyecciones en el Velódromo? Cada vez cuesta más llenarlas...
– No peligran. Cuesta llevar al público, pero porque a la vez hay veintitantas proyecciones. Con 'Celeste' (protagonizada por una Carmen Machi que interpreta a una inspectora de Hacienda) ofrecimos a la Diputación de Gipuzkoa entradas para sus inspectores y repartimos sesenta entradas.
– En el plano personal, ¿qué tal?
– Bien. Muy cansado porque tengo 63 años y cada vez me cuesta más aguantar el ritmo del Festival. Los últimos tres meses son muy duros. Ahora, es un trabajo maravilloso y no me voy a quejar porque hay gente que ni siquiera tiene uno.
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