Que la creatividad de los cineastas vascos raya ahora a gran altura y que nuestro territorio ha mejorado sustancialmente en su atractivo como escenario para la localización de rodajes en el sector audiovisual está fuera de toda duda. De lo primero hay constancia en la ... pléyade de realizadores, técnicos, intérpretes y películas vascas que triunfan en la actualidad del cine español. De lo segundo, está claro, las cifras de actividad registradas por los diferentes servicios públicos vascos dedicados a la atracción y la gestión de los rodajes también lo atestiguan.

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Naturalmente, en relación con esto último no solo es de agradecer la visión y el empeño de unas instituciones públicas que conocen la notable competencia territorial existente en España al respecto y los beneficios económicos que los rodajes producen vía impuestos e imagen para la región, sino también la sensibilidad suficiente para estimular la venida de unas inversiones que superan con su beneficio las deducciones fiscales que se les concede. Otra cosa distinta es morir de éxito vinculando la mejora en el número de rodajes a la sugerencia de que en el País Vasco ya existe una industria audiovisual sólida y de dimensión competitiva, un talento y una capacitación técnica que no se deslocaliza, un prestigio reconocido como referencia internacional y hasta una clara relación de todo ello con la cultura y la idiosincrasia vasca. Pues sí, ya sabemos que el que no se consuela es porque no quiere, pero francamente en esta materia y en esta industria todavía queda mucho por hacer.

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