Lucha libre

Además, la puesta en escena de David Worins era inmejorable, futurista con la cortina de 90.000 cristales Swarosvski y los 5.000 ledes, eso sí, con el error de intentar acercar al estilo de Broadway el escenario al patio de butacas, propiciando con ello la posibilidad de que cualquier aludido con malas pulgas saltara sobre las tablas para ajusticiar al interpelante, tal y como sucedió. Una pena, porque el retorno presencial de los Oscar tuvo el esplendor habitual de los 'tailleurs' en la alfombra roja, varios momentos gloriosos y un reparto de premios perfectamente predecible.

Emotivos los discursos de Troy Kotsur y Ariana DeBose, un gran revival la presencia de Liza Minnelli, lógica progresiva en los premios para las plataformas, también esperada la atención a la diversidad y las estatuillas para Jessica Chastain, Will Smith -su discurso penitencial y mesiánico fue insufrible- y Jane Campion o las derrotas de Javier Bardem, Alberto Iglesias y Penélope Cruz -sus posibilidades estaban sobrevaloradas-. Gran triunfo de Mielgo y, en cambio, excesivo el premio a 'CODA'.