Si me necesitas, silba
Se cumple el centenario del nacimiento de Lauren Bacall, una chica del Bronx de raíces judías centroeuropeas que llegó a lo más alto del firmamento de Hollywood
Juan Bas
Domingo, 15 de septiembre 2024, 00:05
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Juan Bas
Domingo, 15 de septiembre 2024, 00:05
Su primera aparición en la gran pantalla dejó huella. Solo tenía 19 años, pero aquella media sonrisa entre provocadora y distante y esa manera de mirar de mujer con pasado, rasgo de las peligrosas damas del cine negro, no eran propias de una cría ni ... pasaron desapercibidas. Además, Lauren Bacall poseía una belleza con carga sexual pero sobre todo estilosa, elegante. Y a todo ello ayudaba su rubia melena de tono rojizo, los hermosos ojos entre verdes y azules de cualidad felina (que me recuerdan a los de Charlotte Rampling) y el 1'74 de estatura.
Aquella película fue 'Tener y no tener' (1944), de Howard Hawks, basada en una novela de aventuras caribeñas de Hemingway. Compartió algo más que química ante la cámara con su coprotagonista Humphrey Bogart, que ya tenía 45 años y el hígado macerado en whisky. Se nota en la película cómo se están seduciendo y enamorando de verdad. Se casaron al año siguiente y se mantuvieron unidos hasta la muerte de Bogey en 1957. Lauren y él fueron dos demócratas concienciados con la defensa de los derechos civiles y la libertad de expresión. Es muy conocida la fotografía de 1947 en la que aparecen en la marcha de Washington que protestó por la caza de brujas de McCarthy.
En 'Tener y no tener' es famosa la secuencia en la que Lauren se liga a Humphrey. Tras besarle y antes de irse a su camarote le dice: «Si me necesitas, silba», y le explica cómo hay que hacer para silbar. ¡Anatema! El colmo del machismo para la actual censura vigilante: que le silbe para que venga, como a una perra. Hay que ver la escena para apreciar que de machismo nada. La Bacall hace un despliegue de poderío y lleva la voz cantante: ella da cartas y Bogey es el perrito faldero.
Repitieron pareja cinematográfica dos años después en uno de los títulos emblemáticos del género negro: 'El sueño eterno' ('The Big Sleep'), también a las órdenes de Howard Hawks y basado en la novela más famosa de Raymond Chandler. Bogart era el mítico detective Philip Marlowe y Lauren Bacall estaba espléndida en su rol de Vivian, la hija mayor del general Sternwood. La trama, (uno de cuyos guionistas era otro bebe sin sed del calibre de William Faulkner), resulta incomprensible, pero da igual; la película subyuga. Aunque confieso que no me atrevería a volver a verla por si las características que imprime Bogart al duro detective se han convertido con el tiempo en un anticuado cliché. Este artículo es sobre la rutilante Lauren Bacall, pero lo más importante de su filmografía y la gran historia de amor de su vida son inseparables de Bogart. De hecho, en 1961 se casó con Jason Robards, respecto al que no hay que ser muy rebuscado para encontrarle parecido físico con Bogey.
En 1948, el tándem Bogart & Bacall protagonizó 'Cayo Largo', una de mis preferidas de la mejor época de John Huston. Se trata de una peculiar película negra de tono intimista, con pocos personajes constreñidos en un espacio pequeño y sustentada en un reparto de hierro en el que destacan el viejo Lionel Barrymore y Edward G. Robinson, el 'gangster'. Lauren interpreta a la nuera de Barrymore, unidos por la muerte del hijo y marido que era compañero de armas de Bogart.
La Bacall también descolló en otros registros. Tuvo mucho éxito la comedia romántica 'Cómo casarse con un millonario' (Jean Negulesco, 1953). Lauren buscaba un marido de posibles junto a Marilyn Monroe y Betty Grable pero al final triunfaba el amor sobre el dinero. Lauren estaba tan bien que en algunas secuencias llegaba a comerse la presencia incluso de Marilyn.
La carrera de Lauren Bacall se dilató en el tiempo con títulos más o menos afortunados. Como tantas viejas estrellas hizo apariciones en películas corales de reparto espectacular, de esas para las que las novelas de Agatha Christie han dado tantos soportes. Los años incrementaron aún más su elegancia y el aire de gata majestuosa.
Quiero hacer mención aparte y final de 'El último pistolero' (1976), wéstern crepuscular del veterano Don Siegel que fue el último papel de John Wayne. Ya enfermo de cáncer, The Duke interpretaba a un viejo pistolero a su vez enfermo de cáncer, que se dispone a ajustar unas cuentas finales pendientes. Wayne tuvo empeño en que fuera Lauren Bacall quien interpretara a la dama que le da alojamiento en su casa, con la que mantiene un pequeño romance platónico de despedida de la vida.
No sé si Lauren Bacall fue muy buena actriz, pero desde luego fue una estrella de Hollywood que lanzó los mejores destellos. La cámara la miraba a ella, que ocupaba el centro del plano estuviera emplazada donde estuviese, atrapaba la atención y nos la devolvía transformada en fascinación por ella. Justo es que las películas que iluminó con su presencia y la memoria de quién fue sobrevivan al tiempo un siglo después.
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