

Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
José Luis Escolar (Madrid, 1960) lleva dos años viviendo en la Plaza Euskadi y está feliz. Se ha pasado más de dos décadas viajando por ... el mundo, diez meses al año fuera de casa. Hijo de la gran Irene Gutiérrez Caba y padre de Irene Escolar, este productor con cuatro Goyas ha abierto oficina en el Parque Tecnológico de Zamudio desde la que coordina a las 200 personas que trabajan en 'Kill Jackie', la serie que Catherine Zeta-Jones rueda entre nosotros y que, según el hombre que consiguió que se filmara aquí, dejará 30 millones de euros en Bizkaia.
Escolar ha trabajado con Spielberg en 'El imperio del sol' e 'Indiana Jones y la Última Cruzada', con Ridley Scott en 'El reino de los cielos' y con las Wachowski en 'El atlas de las nubes'. Levantar 'Ágora' de Amenábar en Malta –50 millones de euros de presupuesto– o trabajar en series como 'Narcos' y 'Jack Ryan' se cuentan en su abrumador currículo. En Euskadi ha encontrado los incentivos y la seguridad jurídica que echa de menos fuera: «La diferencia de Euskadi con el resto de España administrativamente hablando es tremenda. Hasta que no vives aquí no te das cuenta», asegura.
–Creció entre escenarios y platós.
–Nací en un teatro. A los quince días de tenerme, mi madre volvió a trabajar al Lara. Llevó una faja para que el empresario no viera que estaba embarazada y la despidiera. Era la época de dos funciones siete días a la semana. Toda mi infancia la recuerdo en un camerino.
–¿Qué primeros recuerdos tiene del cine?
– Un rodaje de mi madre con Fernando Fernán Gómez en Sevilla Films. Con 17 años dije en casa que quería trabajar. Mi padre estaba en la compañía de Paco Martínez Soria, Don Paco, que rodaba una película al año. Me sentaron junto al ayudante de dirección, que desglosaba el guion, y me dije: esto es lo que yo quiero hacer. Era '¡Vaya par de gemelos!' en los estudios Roma, que hoy es Telecinco.
–¿Cuáles fueron sus primeras tareas?
–De 'runner' o meritorio: encendía la luz del plató, llevaba cafés a los actores, hacía recados... Me pareció fascinante. No le veía ningún valor en salir a un escenario, a lo mejor porque lo tenía demasiado cerca o por llevar lo contraria.
–'El imperio del sol', de Steven Spielberg, que se rodó en Trebujena (Cádiz), le cambió la vida.
–Ya había hecho películas internacionales porque hablaba inglés. Había leído la novela de J. G. Ballard en la que se basa porque soy muy aficionado a la ciencia-ficción. Localicé por toda España y encontré Trebujena. Entramos en el banco, unos veinteañeros con el pelo largo, y el director nos remitió a un chaval que nos abrió la cuenta y nos dio las tarjetas. Por aquella cuenta pasaron 2.000 millones de pesetas. Aprendí cómo se organizaba una estructura tan compleja. Aquello me cambió la vida.
–¿Qué aprendió de Spielberg?
–Yo aprendí sobre todo de su ayudante de dirección, David Tomblin, que había hecho las tres 'Guerras de las Galaxias' y los tres 'Indiana Jones', 'Superman', 'Barry Lyndon', 'Gandhi'... Es el único ayudante de dirección con un Bafta honorífico. En 'El imperio del sol' éramos 600 personas. Había aviones de verdad, un ejército... Aprendí a gestionar gente.
–Se trataba de quitarle trabajo a Spielberg.
–Claro. Un director solo está para decir sí y no. No tiene que saber todo lo que hay que hacer para que pueda rodar.
–Puedes ser un genio como director, pero un desastre en todo lo demás.
–La mayoría fuera de su trabajo no saben vivir. A Ridley Scott tienes que ir a buscarle a la puerta del avión, porque si no, no llega a la salida. Y Terry Gilliam no te quiero ni contar. Son mentes que están en otra cosa.
–No descienden a lo práctico.
–Cero. Un director solo tiene que estar a contar la historia. Ellos ven la gran película, no el detalle. Lo que no quita para que Scott, por ejemplo, dirija un imperio que forjó con su hermano. Son como deportistas profesionales, que tienen que estar concentrados en su juego.
–Sostiene que ninguna producción viaja sin cariño por el territorio que la acoge.
– Esto es un negocio. Y si lo trasladas necesitas que ese territorio quiera el negocio. Antes de las Torres Gemelas, cuando no existía el modelo de incentivos, lo primero que yo hacía era entrevistarme con las autoridades e ir a los bares. Sentía qué percepción tenían. España siempre fue un destino muy querido porque era muy acogedora. En cambio no volvería a Chile, donde rodé 'Los 33'. No quieren que vaya gente de fuera.
–¿Las Administraciones tienen claro que los rodajes generan riqueza?
–En el Gobierno central la parte más joven lo entiende, pero el Ministerio de Hacienda no. A mí me lo han dicho a la cara inspectores de Hacienda. Y es por una cuestión ideológica. Yo ni contesto cuando nos llaman subvencionados, son unos ignorantes de un calibre... Vengo hablando de los incentivos desde que rodamos 'Ágora' en Malta. La ministra de Cultura Ángeles González Sinde, que es amiga, no lo entendía. ¿Cómo le vamos a dar dinero a los americanos para que hagan cine en España? Si es lo contrario: ellos nos lo dan a nosotros.
–Asegura que tiene inspecciones de Hacienda en las que se dedica a formar al inspector.
–Llevamos la octava inspección por una serie de vampiros que hicimos en Navarra, la más grande que se ha rodado en España ('Vampire Academy). Les deben 19 millones de euros y tenían que haber pagado en enero. Universal dice que en España son unos chorizos, unos morosos. Hablé con el jefe de gabinete de la ministra y da igual. No hay especialización en Hacienda, porque no quieren que los funcionarios estén mucho tiempo en un área determinada para evitar la corrupción. Ni siquiera en el ICAA (Instituto de Cinematografía). Nuestra profesión es muy honrada y tenemos muchos controles.
–Tras 'Piélago', todavía sin estrenar, rueda 'Kill Jackie'. Cuando acabe seguirá aquí.
–Claro. Ya no tengo ganas de viajar por el mundo, quiero atraer producción aquí. Me he tirado veinte años pasando nueve y diez meses fuera de casa, cogiendo aviones y viviendo en hoteles. Estos días veo a los ingleses que se quedan con la boca abierta con los equipos tan buenos que tenemos. La diferencia de Euskadi con el resto de España administrativamente hablando es tremenda. Hasta que no vives aquí no te das cuenta. El dinero se invierte en el ciudadano. Cada pueblo tiene un pabellón deportivo para que la gente los utilice, las carreteras... Aquí claramente no ha habido corrupción.
–Bueno...
– No. En todas las reuniones que he tenido con la Administración dicen lo que tienen que decir. Y te apoyan. El futuro es esto. Con esta serie estoy comprobando que el problema no es la falta de inversores. En Bizkaia, la inversión real de 'Kill Jackie' superará los 30 millones de euros. Son 20 semanas, hasta finales de agosto. Y la serie es Bilbao, todo pasa en Bilbao. Rodaremos unos días en Gales y Londres, pero toda la historia sucede en Bilbao.
–Venga, cuénteme algo de Terry Gilliam.
–Es un ser humano maravilloso, es Don Quijote. No ve lo que vemos los demás. Durante los rodajes su mente va muy rápida, jugando con la realidad y la ficción, pasado y presente. Te intenta explicar algo pero va tan deprisa... Vive así. Tiene seguramente la casa más bonita en la que yo he estado. Una 'manor house' del siglo XVII de cuatro plantas al norte de Londres, junto a la de Sting, con un jardín que da a una abadía y un cementerio. Todos los muebles los ha diseñado él. Un sueño. Un genio.
–Como las Wachowski.
– Su capacidad narrativa está muy avanzada. Y Alejandro Amenábar, el más completo de todos los directores. Spielberg es el gran narrador, que tiene la película en la cabeza. Nos daba los 'story boards' de 'El imperio del sol' y de 'Indiana Jones' seis meses antes. Y la película es clavada a los dibujos. En cambio, Sydney Pollack ('Havana') es lo contrario, lo que le interesa es trabajar con los actores.
–¿Nunca le ha dado por dirigir?
–Yo he aprendido lo que no tenía que aprender. Estoy castrado. Hay que saber contar historias y yo no lo haría bien. Pero quiero hacer una serie del estilo de 'Borgen'. En España no se hacen series políticas en serio, siempre acabamos en la farsa. Lo más parecido es 'El reino', de Sorogoyen, aunque un poco exagerado. Tengo pensada una serie en la que Carmen Machi, una mujer separada, llega a ser presidenta del Gobierno; Bárbara Lennie es su implacable jefa de gabinete; e Irene, mi hija, es la hija de la presidenta y una tocapelotas de Podemos. Me reuní con Teresa de la Vega, la mujer que ha llegado al cargo más alto, y todo lo que me contó era fascinante. Como 'El lado Oeste de la Casa Blanca' pero en la Moncloa. Y con las mejores actrices de su generación.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El origen de la expresión 'joder la marrana' y su conexión con el vino
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.