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Juan Ricardo Miguel Zulueta Vergarajáuregui murió el 30 de diciembre de 2009 a los 66 años en su San Sebastián natal. Podía enorgullecerse de ostentar ... en solitario el título de director de culto por excelencia del cine español con solo dos largometrajes, el segundo de los cuales, 'Arrebato' (1979), acabó definiendo la modernidad. Su faceta como diseñador gráfico, cartelista y fotógrafo es indisociable de los demonios personales que, espoleados por su adicción a las drogas, truncaron la carrera de uno de los realizadores más personales de su tiempo. Zulueta fue el símbolo perfecto de una generación ebria de libertad en plena Transición. El síndrome de Peter Pan y el efecto devastador de la heroína explican los últimos treinta años de reclusión voluntaria en Villa Aloha, la mansión familiar en Miraconcha con privilegiadas vistas sobre la bahía donostiarra.
Villa Aloha acoge hoy tres pisos de lujo y 'Arrebato' figura en cualquier clasificación de las películas más influyentes de nuestro tiempo, aunque en su estreno no fuera a verla ni el tato. Borges, Bioy Casares, Robbe-Grillet y Drácula se esconden en los pliegues de esta fascinante deconstrucción de los mitos y géneros del cine de terror, que defiende la naturaleza caníbal y vampírica del cine. Poco después vendría la postmodernidad de Almodóvar, para quien Zulueta pintó entre otros los carteles de 'Pepi, Luci, Bom...' y 'Matador', pero 'Arrebato' estuvo primero. La cinta fue fue pionera en muchas cosas. En mezclar imagen televisiva con súper-8 y 35 mm; en asumir la sensibilidad pop; en mostrar relaciones homosexuales; en aceptar el caos como única salida a la imposibilidad de recuperar el pasado y vivir el presente.
En el 80 aniversario de su nacimiento, Zinebi recupera el archivo de Iván Zulueta, que Filmoteca Española incorporó a sus fondos en 2019 tras pagar 60.000 euros a Jaime Zulueta, el hermano mayor, y empezó a mostrar digitalizado el año pasado. 'A/Z Zulueta inédito' consta de casi ocho horas de materiales que se creían perdidos y sobre cuya existencia prácticamente no había ni constancia. Un tesoro que amplía la perspectiva crítica sobre el autor de 'Un, dos, tres, al escondite inglés' (1968) y que este miércoles se podrá descubrir en la sesión bautizada 'Apuntes y bocetos', que permite intuir hacia dónde podría haberse dirigido su carrera. Asimismo, Jota, de Los Planetas, actuará el próximo sábado en el Arriaga para presentar por primera vez en Euskadi 'Plena Pausa', el proyecto de musicalización de parte del archivo fílmico de Zulueta, publicado en vinilo y DVD el pasado mes de septiembre.
Miguel Fernández Labayen es, junto a Josetxo Cerdán, el comisario del ciclo y el primer investigador que tuvo acceso al archivo de Zulueta, que pasó de las habitaciones de Villa Aloha a un almacén de San Sebastián. 40 cajas con carteles, álbumes de cromos, dibujos, polaroids, correspondencia con amigos y mentores como José Luis Borau, que le suspendió en la Escuela de Cine y al día siguiente lo contrató en su productora, y películas en Super 8 y 16 milímetros.
«Cuando veo por primera vez el material me sorprende su riqueza, el descubrimiento de películas que no constaban en su filmografía», recuerda Fernández Labayen, que participará en un encuentro este miércoles junto a la directora de la Filmoteca Española, Valeria Camporesi. «Son más de 80 Super 8 que permiten completar un puzle y que comprenden desde imágenes de viajes y fiestas a películas editadas y cerradas».
El archivo incluye imágenes de los años 30, que lógicamente no fueron grabadas por el cineasta sino por sus padres, pertenecientes a una de las familias más prósperas de la España del siglo XIX gracias a sus plantaciones en Cuba. Su padre, Antonio de Zulueta Besson, fue un abogado tan inquieto que no pudo inscribir a su hijo como Iván en el registro civil porque era un nombre soviético en pleno franquismo y cuya labor fue fundamental en la creación del Festival de Cine de San Sebastián, que dirigió entre 1957 y 1960. Su madre, Consuelo Vergarajáuregui Ubarrechena, era pintora amateur. Las imágenes de su luna de miel en Hawái en un año tan señalado como 1936 demuestran «su amor por el cine y una fuerte pulsión artística».
El niño Iván disfrutó de los privilegios de una familia culta y viajera, que siempre tuvo cámaras de cine en casa. «Antes de los diez años ya estaba marcado por el cine y hacía películas caseras de vaqueros o de terror, rodadas junto a sus hermanos en esa casa maravillosa frente a La Concha», relata el comisario del ciclo. En 1964, Zulueta viaja a Nueva York y descubre el pop art de Warhol, la Nouvelle Vague y el cine de Jonas Mekas y John Cassavetes. A su vuelta ingresa en la Escuela Oficial de Cine y después trabaja en Televisión Española inundando de modernidad el rancio audiovisual de la época.
El mejor testimonio de aquella época enfebrecida y feliz, anterior a su descenso a los infiernos de la oscuridad y el malditismo, es el metraje grabado en fiestas, en las que aparecen amigos como Javier Gurruchaga, Juan Cruz Unzurrunzaga, Vicente Ameztoy, Luis Cobos, Olvido Gara y Antonio Gasset. «Sabíamos que los 70, hasta rodar 'Arrebato', fueron una época vitalmente esplendorosa para Iván. Teníamos intuiciones, pero no registros de ello», se felicita Miguel Fernández Labayen. Un periodo hedonista con viajes a Ibiza y Marruecos, capturado con humor como reflejo de «una escena cultural sin prejuicios, anterior a la Movida centralizada en Madrid, cuyo relato absorbió todo lo anterior».
El experto también anima a revisar la obra de Zulueta como artista visual y total, sin reducirla a 'Arrebato'. «No hace justicia a su trayectoria. Iván hasta tuvo inquietudes políticas, como demuestran sus imágenes de las manifestaciones contra la central de Lemoiz. Fue víctima de su propia leyenda negra por las drogas y el malditismo de 'Arrebato'».
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