Itoiz vuelve a volar en una película

De aquel grupo de verbenas nació poco después Itoiz, el grupo de rock vasco más querido y añorado, que tras una década de actividad y siete discos se disolvió en 1988 cuando se encontraba en la cima de su éxito. Su carismático cantante y sensible compositor, Juan Carlos Pérez, dijo basta. Lo que era una banda, reflexionaría años después, se había convertido en una empresa.

Han pasado más de cuarenta años e Itoiz sigue vivo con tributos, discos editados en Japón e incontables versiones de la canción en euskera más popular de todos los tiempos, 'Lau teilatu', que Juan Carlos escribió con 18 años con su guitarra en su casa de Mutriku. Aquel himno con el que confraternizó en los bares una generación de vascos ha vuelto a sonar en la discoteca Venecia en medio del trajín de un rodaje. El documental 'Itoiz. Udako sesioak' reconstruye la historia de aquel perro verde en los años del rock radical vasco y la Martxa eta borroka.

La productora bilbaína Doxa hizo un llamamiento hace meses para recopilar materiales del grupo. Después de todo, al comienzo de su carrera ni siquiera existía EiTB. Pedían fotos, vídeos, artículos de prensa, grabaciones en audio, carteles... Larraitz Zuazo, Ainhoa Andraka y Zuri Goikoetxea, que se reparten las labores de dirección, guion, montaje y producción, conciben el filme como un documental con partes de ficción, en la que actores darán vida a los miembros de la banda en su adolescencia. A esa parte pertenecen las imágenes que se ruedan hoy en la Venecia, mientras las olas rompen con fuerza en el cercano puerto de Ondarroa y la lluvia arrecia en el exterior.

Juan Carlos Pérez será nuestro guía en la película. Hace poco, en fiestas de Mutriku, un vecino se acercó al músico y le susurró una canción al oído. Al reconocerla se quedó de piedra. Era un tema que había compuesto con quince o dieciséis años, grabado en su casa junto a su inseparable José Gárate 'Foisis', que de mayor se metió a contrabajista en la Sinfónica de Bilbao. Aquella TDK de cromo grabada en las tardes de verano acabó en manos de un desconocido. Algunos de sus temas fueron el germen de éxitos de Itoiz. Su título en el lateral escrito a boli era 'Udako sesioak'.

«Esa cinta fue un regalo para nosotras y le abrió a Juan Carlos una ventana al pasado», se felicitan las autoras del documental, que llevan cinco años con el proyecto. «Esa música le ha permitido conectar con su esencia y poner en valor esas composiciones». 'Itoiz. Udako sesions' no será el típico reportaje musical con imágenes de archivo y bustos parlantes. Ainhoa Andraka y Zuri Goikoetxea, que acaban de obtener el Premio Europa Joven en el Festival de Gijón como directoras de 'Cabeza y corazón', un documental sobre la selección femenina paralímpica de baloncesto, lo describen como un filme muy personal. «Hay algo puro y poético en rescatar una pulsión creativa», apuntan. «Escuchas una casete con canciones increíbles compuestas por unos chavales de quince años y se te ponen los pelos de punta».

Juan Carlos Pérez reflexiona en el filme sobre la disolución de la banda en su momento más álgido, tras un claro cambio de estilo hacia el pop del que todavía hoy en día reniega. El cantante y compositor, que prefiere no atender a los medios hasta que el documental se estrene, iniciará un viaje catártico que le llevará a revivir los comienzos en el Mutriku de los años 70, donde un grupo de rock progresivo era visto como un marciano.

Hijo de padres gallegos, Juan Carlos aprendió euskera en la calle y se empapó de la música en los salones recreativos de su pueblo, donde sonaban la Creedence, Pink Floyd, Genesis, The Who y Jethro Tull. Las clases de solfeo y guitarra, el rock progresivo y la poesía confluyeron en Itoiz, que presentó su primer disco en la Azoka de Durango de 1978. Después vendrían 'Ezekiel', 'Alkolea', 'Musikaz Blai', 'Espaloian'...

Llenaron plazas, frontones, polideportivos y hasta estadios. Muchos vascos aprendieron euskera a través de sus canciones. Bernardo Atxaga compuso las letras de varios de sus éxitos, como 'Hegal Egiten' y 'Tximeleta Reggae'. Pero la más recordada se sigue coreando con un escalofrío: «Lau teilatu gainian/ilargia erdian, eta zu/goruntz begira. (Sobre cuatro tejados/la luna en el medio, y tú/mirando hacia arriba». La letra era tan hermosa que, por aquello de la pose rockera, les daba apuro incluirla en el cuadernillo de su primer álbum.

«Es un himno. Incluso mucha gente no sabe que es de Itoiz», apunta Larraitz Zuazo, a quien las canciones del grupo «pusieron la banda sonora de mi infancia». Siempre se ha dicho que, de no haber cantado en euskera, Itoiz podría haber triunfado en toda España. «Pero entonces no serían Itoiz», remarca la directora, que ha encontrado alguna grabación con estrofas en castellano y un 'guachi guachi' o inglés inventado cuando se curtían en verbenas. Teloneros en Madrid de Psychedelic Furs, la última etapa con Jean-Marie Ecay a la guitarra, los años exitosos de 'Musikaz Blai' y 'Espaloian', culminaron en abril de 1988 con un doble concierto grabado en Fadura, aunque el último show lo dieron en Burdeos.

«Queremos que sea una película inspiradora, que veas de lo que fueron capaces un grupo de chavales y te entren ganas de tocar», confían Larraitz, Ainhoa y Zuri, que descubrirán aspectos inéditos del grupo en el documental. Sin Juan Carlos Pérez, coinciden, no se podía haber hecho. «Ha sido un proceso transformador para nosotras y para él, un viaje hacia la esencia que le ha permitido obervarse en aquella época y reencontrarse con antiguos miembros del grupo. Todos siguen trabajando en la música y desprenden amor y respeto profesional».