![Fernando Méndez-Leite: «Es poco respetable que haya gente que no vea cine español porque les cae mal Bardem»](https://s1.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202206/20/media/cortadas/fernando-mendez-leite-kyxD-U1704813334989JF-1248x770@El%20Correo.jpg)
![Fernando Méndez-Leite: «Es poco respetable que haya gente que no vea cine español porque les cae mal Bardem»](https://s1.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202206/20/media/cortadas/fernando-mendez-leite-kyxD-U1704813334989JF-1248x770@El%20Correo.jpg)
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Fernando Méndez-Leite (Madrid, 1944) lleva tres semanas acudiendo a diario a su despacho de presidente de la Academia del Cine Español. Estos días viajará a Sevilla para firmar la celebración de los Goya del año que viene, aunque, como bien recuerda, la institución gremial que anteriormente presidía Mariano Barroso realiza muchas otras actividades. Cineasta, crítico, director general de Cinematografía con los socialistas, responsable de la Escuela de Cine de la Comunidad de Madrid... Méndez Leite ha estado en todos los frentes de un cine español que pocos conocen como él. A sus 78 años, se enfrenta a «la última insensatez» de su carrera con las armas de la experiencia y la ironía.
-¿Por qué se mete en estos fregados con 78 años?
-Muy buena pregunta, también me la hago yo. A mí no se me hubiera ocurrido presentarme, pero durante el Festival de Málaga Mariano Barroso me sugirió la posibilidad de hacerlo. Pensaba que podía ser un nombre de consenso, alguien con una experiencia muy larga en el cine español, que conocía a todo el mundo tanto por mi labor como guionista y director, por haber visto todo el cine español y escrito sobre él y por la Escuela de Cine, donde estuve 18 años y el Festival de Málaga, en el que llevo 25. Conozco a un porcentaje muy alto de los profesionales del cine español. La Academia representa a toda la profesión: productores, actores, técnicos… Puede haber intereses encontrados y hay que tratar de encontrar bases comunes de entendimiento. Pensé que, al fin y al cabo, había dedicado mi vida al cine español, que me llamaba con fuerza desde niño. Siempre decía que mis actores favoritos eran Gary Cooper y Fernando Fernán Gómez. En los 60 y 70, cuando el cine español era como era, mis amigos no iban a ver películas españolas y yo se las contaba. ¿Por qué no hacer una última insensatez? He cumplido 78 años y es sorprendente que tenga ganas, aunque siempre he sido una persona muy activa. Soy un yonqui del cine, mi vida sin él es incomprensible.
-Este cargo no es político y no está remunerado.
-Y tiene bastante trabajo. Mis tres semanas en este despacho lo han demostrado. Puede parecer que la Academia solo organiza los Premio Goya, pero desarrolla otras muchas actividades culturales, asistenciales y de carácter formativo. Por suerte, tiene las cuentas saneadas y un gran equipo técnico. Contamos con la gente que puede enseñar, transmitir conocimientos a otros, y en aspectos como el cine en los colegios es fundamental.
-Siempre se ha dicho que el cine español quita y pone ministros. ¿Por qué tiene tanta relevancia?
-Hasta ahora el cine ha sido siempre un espectáculo para todos los públicos. Las actitudes de su gente en las últimas décadas han sido muy relevantes, tienen una influencia decisiva a través de los medios en la política y en el pensamiento de la gente. Hemos tenido a Angeles González-Sinde, que fue directa de la presidencia de la Academia al Ministerio de Cultura, donde hizo una labor relevante. Cada vez que hay una crisis en el Ministerio surgen los rumores: le han ofrecido el cargo a tal actriz o director. Y el cargo de director general de Cine lo hemos llevado profesionales del cine que no éramos políticos, empezando por Pilar Miró. Creo que el cine ha llegado a más gente que otras manifestaciones artísticas, ha sido un espectáculo popular.
-¿Y esa imagen del cine español como un gremio izquierdoso, combativo y subvencionado?
-Habría que hacer una encuesta para saber qué piensa. En el cine trabaja muchísima gente que procede de medios sociales y económicos muy distintos, con formaciones culturales diferentes. Hay intelectuales y obreros manuales, todos ellos con oficios imprescindibles. En esa variedad sociológica es muy difícil saber qué piensa el cine español del Gobierno de Pedro Sánchez o de las elecciones andaluzas. La Academia tiene que mantener una escrupulosa independencia. Yo al aceptar el cargo tengo que dejar de opinar, tengo que convertirme en un ser amorfo sin opiniones. Bromas aparte, tengo muy claras las cosas que pienso y me cuesta mucho prescindir de mi opinión. Y en el terreno político varían en función del comportamiento de los partidos.
-La Academia organiza los Goya, que a veces han sido altavoz de reivindicaciones políticas. ¿Le gusta que ocurra eso? Pienso en la edición del 2003, la del 'No a la Guerra'.
-Los Goya reflejaron aquel año la opinión general del mundo del cine en contra de la entrada de España en la guerra y de la política que estaba siguiendo el Partido Popular. Esa manifestación hizo que se pusieran en contra de la Academia los que opinaban lo contrario. No se ha repetido de una manera tan general, pero no se puede evitar que en la gala alguien muestre su opinion respecto a un tema de actualidad en el ejercicio de su libertad de expresión. La opinión de la Academia debe reflejarse exclusivamente en el discurso del presidente. Aun así, hay circunstancias en las que se han hecho declaraciones políticas, como las manos blancas contra el terrorismo de José Luis Borau.
-¿Aquellos Goya del 'No a la Guerra' fueron lo peor que le ha pasado al cine español en los últimos años?
-Hombre, no. Tampoco hay que sobredimensionarlo. Me parece poco respetable que haya gente que no va a ver cine español porque les cae mal Javier Bardem. «¡Todos son subvencionados!», dicen. Pues eso no es verdad, y sobre todo no están subvencionados los trabajadores que hacen las películas, los actores y los técnicos. Por supuesto, que el cine español tiene que estar subvencionado y apoyado por el Gobierno, porque tiene una importancia cultural extraordinaria. Ayer volví a ver 'Los farsantes', de Mario Camus, la historia de una compañía de cómicos paupérrima que recorre los pueblos de Castilla. No hay mejor lección de historia para que los jóvenes sepan qué pasaba en España en 1963. Cuando veo las series actuales ambientadas en épocas pasadas siempre pienso por qué no han visto las películas para saber cómo eran los trajes y los autobuses. 'Alcarràs' y 'Cinco lobitos' tienen carácter testimonial de lo que está pasando, dentro de cuarenta años serán Historia pura. Y eso hay que apoyarlo desde el poder político. Los franceses lo han hecho muy bien y aquí no lo hemos conseguido transmitir a la opinión pública. Incluso hay periodistas muy competentes que siguen dando la matraca cada vez que hay unos Goya con lo de los subvencionados, los rojos… Yo conozco gente muy de derechas en la Academia y muy de izquierdas.
-Le ha tocado una época muy difícil, la gente no termina de volver a las salas.
-La Academia no puede arreglar la pérdida de espectadores que la pandemia ha acelerado. Tiene que ver con el cambio tecnológico, de costumbres… Antes se decía «en qué cine la ponen» y ahora «dónde la puedo ver». Es muy difícil revertir esa tendencia, hay que hacer un trabajo de captación de espectadores desde todos los centros neurálgicos del cine, explicar la importancia de ver las películas en salas y llevar a los niños desde pequeños. Lo que tú y yo hemos vivido en el cine ha desaparecido, la gente ve las películas de otra manera. Hay una crisis de la narración cinematográfica que tiene que ver con la percepción que tienen los nuevos públicos. Un director importante de este país me dijo que hacía tiempo que no veía las películas enteras, veía trozos. El mundo ha cambiado radicalmente y cada vez de forma más vertiginosa. Lo comprobé con mis alumnos de la Escuela de Cine, que pedían cosas que los profesores no podíamos dar, por eso dejé de dar clases enseguida. Me di cuenta de que no podía enseñar nada.
-De momento, para ganar un Goya las películas tendrán que seguir estrenándose en salas.
-Sí. Es una discusión abierta en la junta directiva, que se ha renovado en un 50%. De momento creo que se debe mantener la idea de que, para competir en los Goya, las películas tienen que haberse estrenado en cines. Las plataformas que producen películas deberían tener en cuenta la importancia de las salas en el lanzamiento. Además, no todo el público se sienta delante de un ordenador o el televisor para ver la película o la serie que les propone esa semana la plataforma. Me parece claro que la Academia debe ocuparse básicamente del cine, lo cual no quiere decir que no tengamos actividades relacionadas con la series.
-¿Usted ve series?
-Sí, muchas. Fundamentalmente porque me gusta mucho ver actores. Descubro a actores jóvenes estupendos y los veo crecer en series que a lo mejor no me interesan nada.
-Las plataformas dan muchísimo trabajo a actores y técnicos, casi hay pleno empleo. Pero hay productores independientes que temen que solo se propicie cierto tipo de cine: hay un modelo de comedia Netflix, de thriller Netflix…
-Esa reflexión es exacta. Se está rodando muchísimo, es difícil encontrar determinados técnicos porque están todos ocupados. Eso es maravilloso en contraposición a lo que pasaba hace unos años, cuando el paro profesional era enorme. Otra cosa es que los productores independientes quieran hacer cosas muy distintas manteniendo su libertad de creación. Es un poco lamentable que cineastas muy competentes estén trabajando en cosas muy por debajo de sus posibilidades creativas. Y no sé si estoy opinando más de lo que debo…
-La nueva Ley Audiovisual ha sido criticada por los productores independientes.
-Hay que revertir esa situación y volver a la redacción anterior, porque puede impedir el desarrollo de la producción independiente en España. La alarma tiene mucho sentido y ha conseguido unanimidad. Esta semana me reúno con el ministro Iceta y la directora general de Cine para hablar de este tema y de la educación en los colegios, otro tema que me preocupa desde que tengo memoria. Los niños tienen que conocer el lenguaje y la historia del cine.
-¿Cree que los político van al cine?
-La clase política, como las películas españolas, es magnífica. Fuera de bromas, desgraciadamente a los Gobiernos el cine les ha interesado más bien poco, con evidentes excepciones. Yo he tratado con políticos del PP y del PSOE y he encontrado a gente con la que trabajar muy bien; con unos sentías la identificación y otros estaban papando moscas. Por otro lado, el cine les atrae mucho. Siempre ha gustado codearse con los actores, pasaba en mi niñez, con el ministro Solís retratándose con Lola Flores y Paquita Rico…
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