España de charanga

En su época, los babilonios pensaban que los dioses habían enviado el diluvio porque estaban hartos del parloteo de los hombres. Pues bien, una abrumadora jerigonza vertebra las escenas de esta comedieta, donde todo es chabacano, gratuito, aburrido, decepcionante. Es como si el espectador fuera partícipe de un mundo de amnésicos, de un país de ciudadanos ingenuos, testigos impotentes de la fragilidad de la noción de justicia, donde para más 'inri', la vulgaridad se eleva a la enésima potencia. Una ciudadanía, a la que parece más fácil que nunca engañar y desorientar, en vez de servir y respetar.

'Lo nunca visto' se convierte así en un desangelado retrato costumbrista, en su equívoca alusión a unos usos y costumbres de charanga, que ha dado la espalda a la inteligencia y a una cultura gloriosa, hasta el punto de llevar a esta desnortada sociedad plural a la pérdida del pensamiento crítico. Azuzado en muchos casos por insustanciales programas televisivos, paniaguados de todos los pelajes, políticos cerriles y farsas cinematográficas como la presente. A partir de ahora, ¿se equiparará la cultura con lo zafio? Con todo lo grave que es, lo peor sería el riesgo de la pérdida de lo más valioso: la libertad que convierte la creación humana en algo espiritualmente transformador.