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'Cuerpo escombro' es una cinta con una premisa a priori arriesgada: hacer humor con la discapacidad. Partiendo de ahí, la película dirigida por Curro ... Velázquez y en la que Dani Rovira finge sufrir parálisis cerebral, funciona de manera amable e inclusiva con el colectivo.
– Bilbao vive un auténtico auge de rodajes.
– Sí, no para de prodigarse por aquí todo el cine español. Cuando estuvimos rodando 'Cuerpo escombro' se rodaban a la vez varias películas y series. Diría que Bilbao se está convirtiendo en una de las capitales del cine español.
– En esta película el espectador bilbaíno va a observar muchas localizaciones reconocibles de sus alrededores.
– Eso forma parte también del encanto de cuando ruedas en una ciudad, que la gente tiene un aliciente más para ver la peli y reconocer los lugares. ¡Y qué mejor ciudad que Bilbao, más bonita no puede ser!
– Podía resultar arriesgado hacer humor con las discapacidades, pero el resultado final de 'Cuerpo escombro' es muy respetuoso.
– Es que al final ese era el faro que nunca dejamos de observar, independientemente de los chistes y de la trama. Es decir, es una película donde se va a hacer comedia y se va a hablar de la discapacidad. Entonces, el faro era hacerlo todo desde el amor, desde la luz y desde la inclusión. Constantemente estábamos revisando que todo estuviera dentro del respeto y estamos muy contentos con el resultado. Es una peli gamberra que habla de los cuatro millones de discapacitados que hay en España, que se merecen que se hable de ellos.
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– Se toca también el asunto de la discriminación positiva, vista como una lacra al principio de la película por los dos hermanos que encarnan Ernesto Sevilla y usted.
– Sí, pero lo importante es que en la película no hay discriminación positiva en ningún sentido; es decir, no hay paternalismo ni condescendencia. Simplemente hablamos de la gente que tiene estas características como podríamos hablar de cualquier otro grupo de gente. Con plena normalidad.
– ¿Abordarlo a calzón quitado ayuda a dar visibilidad al colectivo?
– Claro. Y la película te va dando pistas de cómo puede llegar a ser la cotidianidad de alguien que tiene cualquier tipo de discapacidad, que es de lo que nosotros muchas veces no nos damos cuenta. Te viene alguien en silla de ruedas y dice: 'limpiar las cacas de los perros es importante porque no solo las pisas tú, sino que, si yo las piso con la silla, luego cojo la rueda con la mano y tengo mierda de perro. Son pequeñas cosas, y grandes también, de las que no nos damos cuenta y por eso hemos querido poner el foco ahí.
– Otro aspecto importante en la premisa de la historia es la clásica picaresca española que encarnan los dos hermanos.
– Sí, y además es una picaresca muy real. Porque muchas veces justificamos el comportamiento de mucha gente en este país por el tema de la picaresca. Pero no olvidemos que la picaresca viene del Lazarillo de Tormes, de un niño que es el lazarillo de un ciego y los dos pasan hambre, y la picaresca nace de una necesidad real. Otra cosa es llenarse los bolsilos de dinero. Eso ya no es una picaresca, es sinvergonzonería y avaricia. Pero en 'Cuerpo escombro' hay picaresca ante la necesidad, mi personaje se queda sin trabajo y a sus padres les van a embargar la casa. Entonces se compincha con su hermano, que es medio imbécil, para intentar salvar los muebles.
– Hay mucha química entre Ernesto Sevilla y usted.
– Sí, lo conozco desde hace mucho. El empezó en una generación un poco previa a la mía, de cuando empezó el canal de Paramount con cómicos y luego el Club de la Comedia. Hemos coincidido en mil cosas, pero en cine nunca. Entonces, es la primera vez que nos ponemos delante de la cámara y me he reído mucho porque le quiero mucho, le respeto y le admiro mucho. Pero me ha costado mucho rodar con él porque es imposible no reírte en muchas de las secuencias con este hombre.
– También se aprecia mucho entendimiento con Cassandra Ciangherotti y 'El Langui'.
– Con 'El Langui' la química es total, porque nos conocemos de hace muchos años y y nos metemos mucha caña desde siempre. Y Cassandra, la coprotagonista de la peli, ha sido un descubrimiento muy bonito. Como actriz hace un trabajo maravilloso y como persona es muy cabal y muy sensata, he aprendido mucho de ella y ha sido muy satisfactorio.
– A nivel interpretativo, ¿es difícil encarnar a una persona que finge una parálisis cerebral?
– Es que es la doble pirueta, porque no interpreto a un personaje discapacitado, sino a uno que hace como que es discapacitado. Es parecido a cuando hice en 'Ocho apellidos vascos' un personaje que fingía el acento vasco. En cualquier caso, hay que hacerlo bien para que resulte creíble. El referente que teníamos el director y yo era precisamente 'El Langui', así que esa fue mi propuesta, un trabajo de imitación corporal.
– Al final, el personaje acaba muy metido en el papel.
– Metido hasta el punto de que llega a creérselo. Por eso mola también el hecho de que vivas la terapia de inmersión. A las personas que tienen algún discapacitado a su alrededor les es más fácil ponerse en los zapatos de lo que le pasa al protagonista, que empieza a ver esa realidad e incluso la llega a hacer suya. Eso me parece muy bonito porque es algo más que empatía. Está la empatía y luego está la simpatía, cuando incluso llegas a sentirlo y creer que tú eres uno de ellos.
– 'Cuerpo escombro' termina funcionando como un alegato contra la intolerancia.
– Sí, sí, sí, estoy convencido de que es un alegato contra la intolerancia. Y es una de las películas más libres que he hecho últimamente. Sobre todo porque se habla de la discapacidad como un ejercicio de libertad de expresión, de humor, de madurez y de entender cuál es el código. Y, a partir de ahí, vamos a reírnos todos, ¿no?
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