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Argentina. 2019. 129 m. (12). Comedia.
Director: Juan José Campanella.
Intérpretes: Graciela Borges, Óscar Martínez, Luis Brandoni, Clara Lago.
Cinco años alejado de la gran pantalla, entre los que media la versión hollywoodense de 'El secreto de sus ojos', nos han devuelto a un Juan José Campanella, nostálgico y auto paródico, que articula su devoción por los oficios del cine a través del remake de un clásico de la comedia negra argentina: 'Los muchachos de antes no usaban arsénico' (José A. Martínez Suárez, 1976).
Como si las figuras de cera del 'Crepúsculo de los dioses' hubiesen cobrado vida –recordemos a las viejas estrellas del cine mudo que acompañaban los juegos de Norma Desmond en su ruinosa mansión de Sunset Boulevard– los protagonistas de 'El cuento de las comadrejas' toman la palabra para reivindicar una era dorada de imágenes en blanco y negro cuya paz se ve amenazada por la aparición de una pareja de especuladores inmobiliarios. Sin muchos rodeos, el director argentino asienta la trama en el formato de los thrillers a puerta cerrada planteando una dicotomía entre tradición y modernidad en la que no caben ambigüedades porque está siempre del lado de un elenco de intérpretes veteranos liderado por una espléndida Graciela Borges.
La insistencia en rubricar cada toma con cruces de diálogos de doble sentido, ácidos e ingeniosos, momifica una puesta en escena que de forma natural tiende a la ampulosidad gestual del teatro filmado. Campanella no se obsesiona por desencasillar su película, más allá de forzar planos aberrantes y acelerar el ritmo del último tercio mediante el montaje, y se columpia en un desenlace anunciado y previsible donde acumula guiños autorreferenciales ('El niño que gritó puta') y comentarios meta fílmicos. Un modesto sucedáneo de obras maestras como 'La huella', de Joseph L. Mankiewicz, con el que Campanella refuta la política de los autores para celebrar el cine como resultado de un trabajo en equipo.
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