Crítica de 'Pacifiction' (2022): Bomba H
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Carga con la etiqueta de ególatra, fanfarrón y narcisista con la que suelen tacharle cada vez que recibe a la prensa para contestar con su manual del agente provocador para burgueses a las mismas baterías de preguntas, pero donde mejor y más sinceramente habla Albert ... Serra es en el cine desde que debutó en 2006 con 'Honor de cavalleria'. Su ética y método de trabajo pueden resultar sorprendentes, aunque ya son de sobra conocidos: una idea de partida que se destruye al transformarse en un guion que a su vez queda hecho añicos tras pasar por las agotadoras fases de rodaje y posproducción, el lugar donde se libera todo el genio de un director que aprieta las tuercas del espectador para frustrar cualquier atisbo de previsibilidad.
'Pacifiction' está protagonizada por un inmenso Benoît Magimel, en cuyo personaje se adivina un trasunto del director bañolense, pero su centro de gravedad es la luz cambiante que baña los interiores y exteriores de una isla en la Polinesia francesa hundida en una atmósfera decadente y pre-cataclísmica. No se puede desvelar mucho más, antes hay que sufrirla, abandonarse a la deriva de sus silencios y sus tiempos muertos y romper el contrato con la narrativa clásica porque, de lo contrario, sus 165 minutos pueden convertirse en un martirio coronado por unas imágenes de belleza exquisita.
Francia. 2022. 165 m. (12). Drama.
Director: Albert Serra.
Intérpretes: Benoît Magimel, Pahoa Mahagafanau.
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