Crítica de 'Lupin III: The First' (2019): La conspiración nazi

Monkey Punch, que es como se conoce popularmente al mangaka japonés Kazuhiko Katō, dejó escrito en 2017 su deseo de «seguir enviando a Lupin en aventuras por todo el mundo», perpetuando así la cita del personaje que creó en 1967 con futuras generaciones de lectores y espectadores.

Katō murió en abril de 2019 pero su legado vivirá siempre en tomos, videojuegos, series de televisión y largometrajes como 'Lupin III: The First', que puede presumir de ser el primer anime digital en entrar a formar parte del canon del personaje insertándose así en una tradición de la que han formado parte nombres tan señeros como Hayao Miyazaki.

Con todas sus señas de identidad intactas -Jigen, Fujiko, el inspector Zenigata, Goemon y su espada Zantetsuken-, el nieto del famoso ladrón de guante blanco ingeniado por Maurice Leblanc se embarca en una misión en la que sus antagonistas son un grupo de nostálgicos del Tercer Reich que andan tras la pista de un objeto de poder marcado en rojo por la Ahnenerbe -una sociedad pseudocientífica integrada en las SS que dio el salto a la ficción popular gracias a Indiana Jones-.

El modelado 3D resulta un tanto rígido, si se lo compara con el trazo de los animes originales, pero Takashi Yamazaki endereza el rumbo torcido de su historieta con paladas de humor pícaro y muchas, muchas escenas de acción.