Crítica de 'Digimon Adventure: Last Evolution Kizuna' (2020): Capítulo final

Con 'Digimon Adventure: Last Evolution Kizuna' estamos ante el capítulo final de una pintoresca franquicia animada, destinada al público juvenil. En esta ocasión la aventura tiene lugar diez años después de su primer encuentro con Agumon, cuando Tai descubre que un 'niño elegido' alcanza la edad adulta y su Digimon deja de existir. Aquí, el protagonismo es de los dos líderes de los Niños Elegidos, Tai y Matt, que viven como era de prever la tira de peripecias, conforme este videojuego se estira como un chicle, perdiendo en su recorrido buena parte del encanto de la saga original, tras 20 años de exitosa existencia en las consolas y las pantallas de medio mundo.

Hacerse mayor es la clave de la presente entrega con los dichosos monstruitos digitales, que ahora se autoasume como la paradoja que es: una acción que no se atreve a describir con el imprescindible rigor el tema que intenta desarrollar. ¿La razón? Simplemente, porque prefiere anclarse en la nostalgia por las películas protagonizadas por Tai, Agumon, el malote Eosmon y, por supuesto, con el Digimon (término tomado de Digital Monsters), que por bucear sin escanfandra en el hecho de envejecer. Así que, pese al percutante barniz sonoro que aplica el realizador Tomohisa Taguchi, 'Digimon Adventure: Last Evolution Kizuna' se convierte en el tuneo de una cinta ya vista.