No tengo pruebas, pero tampoco dudas de que el germen de 'Alta costura' está en la secuencia de 'El hilo invisible', donde un ejército de modistas interpretaba un hipnótico baile coreografiado para dar forma a las creaciones del diseñador jefe de la casa Woodcock. 'Alta ... costura' está lejos del exquisito y tóxico cuento de amor de Paul Thomas Anderson, aunque bebe de su fascinación por un mundo al que somos ajenos la mayoría de los mortales, un entorno cerrado en el que rigen reglas y dinámicas particulares que en el caso del segundo largometraje de Sylvie Ohayon ('Papa Was Not a Rolling Stone') van a ser alteradas por la intervención de un cuerpo extraño.

Publicidad

El escenario es distinto y sin embargo la historia contiene trazas reconocibles por el público entrenado en uno de los subgéneros que más ha explotado el cine francés contemporáneo: el que explora las relaciones didácticas y emocionales que se establecen entre una mentora huraña (la siempre efectiva NathalieBaye) y una alumna de extracción humilde y carácter difícil (Lyna Khoudri). Los ejemplos son incontables y su análisis revela el empeño nada disimulado de una gran parte de la Francia blanca y burguesa que insiste en aculturizar a los hijos de la segunda generación de inmigrantes magrebíes disfrazando esta obsesión bajo una fachada buenista.

Alta costura

  • Francia. 2021. 100 m. (7). Drama.

  • Directora: Sylvie Ohayon.

  • Intérpretes: Nathalie Baye, Lyna Khoudri, Pascale Arbillot.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad